lunes, 1 de noviembre de 2010

Capítulo 5: Sin Palabras... (Parte 8- Final)


Eric:
-¡Guau, es impresionante! – exclamó Selena al ver las vistas de la isla.
Se colocó de espaldas al paisaje intentando con su móvil sacarse una foto así misma. Bufé y miré para otro lado. Me tendió su móvil:
-Eh, hazme una foto.
-Ya has hecho todo lo de típica turista – agarré su teléfono y le saqué una foto-. ¿Contenta? Vámonos.
-¡Espera un segundo! – gritó, lancé un suspiro hastiado.
-Ya has observado las vistas y has sacado una foto, ¿no tienes bastante?
 -Pues no. Quiero mirar desde el mirador que hay en lo alto.
-¿Tenemos que subir? – me quejé a la vez que observaba la gran cuesta.
Selena no me hizo caso y echó a correr.
-¡Eh! ¡Es la novena vez que estoy aquí, pero eres la primera en subir! – exclamé, pero no me hizo ni el más mínimo caso.
¿Por qué me tocaba hacer de niñera como un paleto? Seguro que si me hubiera negado, Austin le habría escurrido el bulto a Jack, o en el peor de los casos a Leo.
Es por la porcelana blanca, sólo por la porcelana blanca…
Metí las manos en los bolsillos y me quedé quieto observando el paisaje mientras esperaba a que bajara de vuelta. Entonces escuché un grito. ¿Y si le había pasado algo malo? Sam me mataría y Austin no me daría mi recompensa. Corrí cuesta arriba y al llegar al mirador la busqué preocupado por todas partes. Sentí unas palmadas en mi espalda y me dí la vuelta, suspiré. Selena me miraba sonriente y en perfectas condiciones.
-¿No te alegras de haber subido?
-Tú… - respondí todavía fatigado.
-Es tu castigo por mentirme sobre Sam y arrastrarnos hasta aquí.
-No es del todo mentira – dije, me miró extrañada-, que Sam esté cerca de Austin significa peligro, aunque al fin y al cabo, acabará ocurriendo algo entre ellos dos.
-¡No! – se llevó las manos a la cabeza-. ¡Austin no puede…! Cielos, el sueño era verdad…
-¿En qué estás pensado? – dije riéndome.
-¿Quién te dijo que estaba pensando en algo? Bajemos.
Me giró la cara y echó a caminar de vuelta. La seguí.

Samantha:
Mar azul, cielo completamente despejado, arena blanca, un gran Sol en el cielo y Austin. Era lo único que me rodeaba. Él caminaba tranquilo por la orilla de aquella playa, y yo le seguía.
-¿Por qué no hay ni un alma? – dije mirando para todos lados-. ¿Es una isla desierta?
-¿No estamos nosotros dos? Pues ya no es desierta.
-Oye, ¿qué te has propuesto arrastrándome hasta aquí?
-¿Propósito? – rió-. Ninguno. Sólo intención.
-¡Austin! – grité, Austin se paró y me miró fijamente-. Te lo advierto, si usas este viaje para aprovecharte de mí, ya puedes ir olvidándote.
-¿Aprovecharme? – bufó-. No puedes controlar los sentimientos de la gente. Además, eres tu la que siempre sospecha de todo. ¿Y tú tienes buenas intenciones? Ahora cállate y sígueme.
Seguimos caminando por la blanca arena hasta llegar a una mesa decorada con flores y comida y dos sillas. Lo miré con la boca abierta, Austin sonrió ampliamente y me invitó a sentarme.
 -¿Cómo has hecho esto? – pregunté mientras me sentaba.
-¿No te lo dije? Si estás conmigo, puedo mostrarte cosas que no podrías ni imaginar. Sam, te crees capaz de todo, ¿pero puedes conseguir pequeñeces como ésta?
-¿Una pequeñez? – se sentó en su silla-. Esto parece magia, ¿eres el genio?
-¿Genio? – preguntó entre sorprendido y enfadado-. ¿Quién es ese gilipollas? ¿Es más guapo que yo?
-No, me refiero al genio de la lámpara de Aladino, bobo. Te cumple cualquier deseo.
-Ah, me preguntaba de quien hablabas. Pero… ¿ese tipo puede hacer cualquier cosa?
-No, hay cosas que no puede hacer. Como matar y resucitar gente, o… hacer que alguien se enamore de otra persona. Ese tipo de cosas.
-¿Cómo un genio no puede hacerlo todo realidad? Ese idiota es peor que yo- levantó la cabeza orgulloso, me reí-. Yo sí puedo hacerlo, matar o salvar a alguien. Si me lo propongo puedo hacerlo, en menos que canta un gallo.
-Claro, tú sí puedes.
-Oh, se me olvidaba – metió la mano en su bolsillo y sacó un teléfono móvil, lo puso delante de su cara-. Hola, soy Austin Jake Mcklaine. Estamos en Nueva Caledonia. La mala hierba… no, Samantha, está conmigo. Os la paso.
Me tendió el teléfono y lo cogí con cuidado, en la pantalla estaban mis padres y Frankie, sonreí:
-¡Mamá!
-¡Sam! Cariño, ¿estás bien? – papá y Frankie saludaban-. ¿Estás bien verdad?
-Papá, estoy bien.
-¡Hermanita! ¿Es bonito por allí? – Frankie se apoderó de la pantalla.
-Lo siento, siento que no podáis estar aquí.
-¡No, no pasa nada! – exclamó papá-. ¡Pásatelo bien!
-Ey, pórtate bien con el señorito, su secretario nos trajo esta cámara para poder hablar contigo – me advirtió mamá-. Cariño, el orgullo de nuestra familia está en tus manos.
Y la comunicación se cortó. Miré al suelo con tristeza, yo podía disfrutar de todo aquello y mi familia… no.
Le devolví el teléfono a Austin.
-¿He… vuelto a meter la pata? – preguntó preocupado-. Yo sólo…
-No, Austin. Gracias.
-¿Entonces a qué viene esa cara tan triste?
-Porque todo esto es precioso – sonreí-. Y no sé si mis padres podrán venir nunca a un sitio así. Si mi familia pudiera ver esto seguro que estarían muy felices.
-Pues vendremos juntos. En otra ocasión, con tu familia. Ahora toma el teléfono, es tuyo.
-¿Mi… mío?
-Sí, tuyo. Dijiste que no tenías, es tuyo. Y trátalo bien, es único en USA, sólo el F4 tenemos este modelo – se levantó de la mesa-. Bueno, después de este momento tan emotivo, vamos al lío.
-¿Lío?
Empezó a desabotonarse la camisa. Me puse nerviosa, ¿Qué hacer? ¿Gritar? ¿Escapar?
El sueño… se estaba haciendo realidad lo que aquella mujer me había dicho en sueños…


Adelantos Capítulo 6: Casi el paraíso.
Sam: ¡Oh, parece un corazón!
Austin: Siempre me dije que el día que encontrara a alguien que me gustara de verdad, la traería aquí. Es mi corazón, ¿te gusta?

Selena: Se quedó paralizado, ¿qué le pasa?
Leo: Tiene un trauma con el agua, cuando era pequeño lo secuestraron. La policía rodeó al secuestrador y éste se lanzó con el coche al agua.
Selena: ¿Quieres decir que...?
Eric: Austin iba dentro del coche.

Austin: ¿Qué es eso? No te pega.
Jack: Es de Sam, se le calló anoche. Devuélvesela.

Eric: Estamos en un aprieto, lee esto.
Austin: ¿Qué pasa?
Leo: Mackensie, que se casa con un político francés.

Selena: ¡Es que a Sam le gusta otra persona que no es Austin!
Eric: ¿Perdona...?

Sam: No es verdad, solo son rumores, ¿a que sí?
Jack: Ojalá... ¿sabes lo que se siente al ser una carga para la persona que amas? Soy patético.
Sam: No es cierto...
Jack: ¿Por qué no me enamoré de una chica como tú?

Leo: Oh, venga tío. Ponte en su lugar, llega a Francia y se entera de que va a casarse con otro. Llega para volverse loco.

Austin: ¿Así que era esto? Samantha Gilbert, no vuelvas a hablarme.
Jack: ¡Austin!
Austin: ¡Cómo vuelvas a abrir la boca te juro que te mataré con mis propias manos!

Austin: En nombre del F4 tengo algo que anunciar, Jack Alexander y Samantha Gilbert serán expulsados del Waldcorf Secondary School.
Eric&Leo: ¿Qué?
Sam: ¿Ex... expulsados?
Ginger: Pues sí, expulsados. ¡Por tu culpa también han echado a Jack del F4!

Austin: ¿Demasiado? Eso será cuándo los mate.
Leo: Entonces...
Austin: Di algo, y tú también te quedas fuera.

*Lo prometido es deuda!! Esperamos que os guste^^