domingo, 30 de enero de 2011

Capítulo 7: Dos hombres y un destino (Parte 3)


Samantha:
-¿Carrera de caballos?- Selena apoyó la bandeja vacía sobre la barra y se sentó a mi lado en uno de los taburetes.
-Así es.
-¿Quién es mejor en eso?
-Jack.
-¡Eso es genial! ¡Eso significa que ambos tienen una mejor oportunidad de sobrevivir!
-Selena. Te lo dije de una vez y te lo diré de nuevo- Mike salió de la cocina y se puso enfrente de nosotros por el interior de la barra-. ¡Los destinos no son tan fáciles de predecir!
-Entonces, ¿recibiste una señal de ellos? - dijo Selena señalando el techo, y refiriéndose a los "amigos sobrenaturales" de Mike-.  ¿Qué dijeron?
-La posibilidad...
-¿Posibilidad? - repetimos las dos.
-Es 50/50.
-¡Para eso no digas nada!- exclamó Selena-. Nunca ayudas, nunca.

Austin:
La nieve cubría todo el campo de entrenamiento, pero no por eso tenía pensado abandonar. Tenía que ganar esa carrera, fuera como fuera.
El caballo frenó bruscamente, me agarré de las riendas evitando una posible caída.
-¡Señorito! ¿Está bien? - preguntó el entrenador-. ¡En la condición de Júpiter, está presionándolo! ¿Por qué no utiliza otro caballo?
-No. No puedo hacerlo si no es con él - me paré con mi caballo cerca del hombre-. Entrenador Park.
-Sí, Señorito.
-Dime la verdad. ¿Crees que seré capaz de ganar?
El entrenador miró al suelo sin darme una respuesta. El mejor siempre había sido Jack.
-No importa, haré mi propio destino.

Jack:
-¿Está seguro de que estará bien si no lo prueba primero?
El entrenador me observaba intranquilo en los establos. Sonreí y acaricié la cabeza de mi caballo:
-He estado pidiéndole que lo haga bien ya que... la carrera de mañana es muy importante para mí- miré al entrenador-. Cuida de él por mí.
-Señorito. Debe... ¿hacer esto?
-Si pudiera evitarlo, lo haría.
-No os entrené para veros pelear.
-Perdón.


Y el día de la competición llegó. Estaban todos presentes: Ashley, Sam, el F4, Selena y casi toda la escuela.
Ashley se sentó en una mesa y Selena y Sam a su lado.
-¡Caballo! - empezaron a gritar al ver llegar a Austin y Jack-. ¿Caballo? ¡Caballo!
Leo y Eric bajaron a la pista para dar el pistoletazo de salida.
-¡Preparados!- gritó Eric.
-¡Fuera!
Los caballos salieron disparados, y tras dar dos vueltas por el circuito cerrado, salieron al exterior.

Jack iba de primero, pero Austin se paró ante un atajo nevado y lleno de ramas.
-Los senderos de la montaña serían demasiado para él en su condición...- Austin recordó las palabras del entrenador-. Di tuviera que ir por allí, podría ser fatal.
-¡Vamos! - le gritó al caballo dirigiéndolo al atajo-. ¡Vamos!

Samantha:
-¿Cuál es su record? - preguntó Selena a Eric y Leo.
-¿Alrededor de 49 victorias a 1 pérdida?- respondió Leo.
-¿En favor de quién?
-Nadie de nosotros puede ganarle a Jack- explicó Eric.
-Qué alivio- susurré.
Y es que ya me estaba mordiendo las uñas a causa de los nervios. Pero tras escuchar lo que Eric había dicho, me sentía más tranquila.
Entonces un relinche se escuchó en todo el recinto, alguno de los dos había llegado.
Nos pusimos en pie.
-Eso es... - dijo Ashley.
-¡Es Austin! - exclamaron los alumnos.
Leo y Eric se miraron entre sí sorprendidos.
-Eso es una sorpresa.
-¡Me pregunto cómo ganó! - exclamó Leo.
-¡Qué vamos a hacer!- Selena estaba horrorizada, como yo.

Jack:
Dejé a mi caballo de vuelta en su cuadra y le acaricié suavemente la cabeza.
Sentí unos pasos acercarse. Sam se paró a mi lado.
-¿Quieres acariciarlo?
-¿Puedo?
Asentí y ella estiró su brazo hacia el caballo.
-Su nombre es Louis.
-Hola Louis. Mi nombre es Samantha- esbozó una sonrisa-. Louis. Fue difícil, ¿no? Hiciste un buen trabajo hoy. ¡Gracias!
Sam paró de acariciarlo. Me acerqué y puse mi oreja, como si Louis me estuviese susurrando algo.
-¿Qué? ¿En serio? - aparté la oreja-. Louis dice que quiere darte un paseo.
-¿Estás seguro? ¡Soy muy pesada!

Austin:
El veterinario examinaba una vez más a mi caballo, que estaba tirado en el suelo de su cuadra y con dificultades para respirar.
-No podrá correr más- me informó el entrenador.
-¡No! - grité-. Haz algo. ¡Haz algo entrenador!
-Lo siento, Señorito.
Ashley apoyó su mano en mi hombro:
-Es posible que hayas ganado el juego, pero has perdido la batalla, hermanito. Espero que hayas aprendido algo de esto- miró con tristeza al caballo-.  De lo contrario los esfuerzos de Júpiter habrían sido para nada.
¿Qué había ganado haciendo trampas y metiéndome por el camino que el entrenador me había prohibido? Una ronda a mi favor y  el sacrificio de mi caballo.
¿Qué había perdido? A Júpiter, un miembro del F4 y poco a poco a la persona que más amaba.
-Espero que puedas perdonarme - dije para mí-. Lo espero... Sam.

sábado, 22 de enero de 2011

Capítulo 7: Dos hombres y un destino (Parte 2)

 Jack:
Austin apareció en el centro de arte, y se sentó unas cuantas butacas alejado de mí. Ambos fijamos la vista en la película que se proyectaba en la pantalla.
-¿Recuerdas cuántas veces hemos visto esta película juntos? Han sido por lo menos diez veces- no dijo nada, continué hablando-. Lo siento. Sé que una disculpa no es suficiente, pero...
-¿Pero?
-Deja tranquila a Sam.
-¿Qué vas a hacer si no lo hago?
-Voy a protegerla- miré hacia Austin-. Tengo que protegerla.
Austin se levantó de su butaca dándome la espalda, cerró sus puños con fuerza:
-Han sido once veces. Si hubieses recordado que éramos amigos y que habíamos visto esta película once veces juntos... Entonces esto nunca hubiera ocurrido- relajó sus puños-. Es mejor que estés preparado.

Austin:
Al día siguiente en el despacho del director, me senté sobre la mesa del despacho, a la vez que el director me miraba con miedo:
-¿Vas expulsarlos o...?
-¿O? - el director tragó saliva.
-¿Debo despedirte a tí primero?
La puerta del despacho se cerró dando un gran portazo, y una voz familiar rompió todos mis esquemas:
-¡¿No vas a parar nunca?! - Ashley empezó a golpearme con su bolso, hasta conseguir retenerme contra la pared-. ¡Cómo te atreves! ¡Estás loco!
-¿No me dejarás tranquilo ni en la escuela?
-¿Cómo te atreves a tratar de despedir al director? - me regañó Ashley-. Claro, adelante. ¿Entonces debo ser la próxima directora? ¿Te gustaría graduarte bajo mi mandato?
-No lo digas ni en broma.
-Austin, Austin, Austin... mi pequeño hermano. Puede que ambos tengamos mal temperamento. Pero realmente no somos del tipo que hace bromas inútiles, ¿o sí?
Negué con la cabeza.
-Cállate y sígueme - me tiró de la oreja y me arrastró al pasillo.
Todos los estudiantes se quedaron atónitos al ver a mi hermana arrastrarme por la oreja.
-¡Ashley! ¡Joder, duele!
Ella ignoró mis súplicas, pero señaló a Eric, Leo, Jack y Sam, que también estaban en el pasillo.
-Vosotros seguidme también.
-¡Ashley! ¡De verdad me duele!

-¿Quién es esa? - preguntó Sunny al ver pasar a aquella bella muchacha agarrando por la oreja a Austin.
-¿No es Ashley Mcklaine del Grupo Mcklaine?- respondió Ginger.
-¡Sí! ¡La legendaria " Reina del Carisma", Ashley Mcklaine! - exclamó Miranda-. ¡Incluso su pose es diferente a la nuestra!
-¡Ella es la esposa del hombre que posee el hotel más grandioso del mundo! Ella es  digna de admiración.

Samantha:
-¿El tipo de chico que más odio?- preguntó Ashley mientras daba vueltas por el gran salón con una vara en la mano.
-Un sinvergüenza,  mezquino y rencoroso- contestó Austin de carrerilla. 
-¿Un chico que alardea de sí mismo?
-Un sinvergüenza.
-¿Un chico que nunca perdona a sus amigos?
-Un mezquino.
-¿Un chico que no sabe aceptar su derrota?
-Un rencoroso- Austin miro hacia Jack y yo.
-Está bien, entonces- Ashley dio unos golpecitos con la vara en el suelo-. Los dos tendréis una competencia. Austin, Jack, competiréis en pruebas deportivas y... el perdedor tendrá que hacer lo que diga el ganador.
-¿Qué deportes? ¿Quién dijo que lo haría? - se quejó Austin-. Ni de broma, estoy en contra de ello.
Leo se levantó de su sillón y estalló en aplausos:
-Estoy de acuerdo- Austin le lanzó una mirada asesina-. Digo que... está bien y todo eso...
Y se sentó de vuelta. Ashley miró a Eric esperando su respuesta:
-También estoy de acuerdo.
-Gracias Ashley- dijo Jack.
-También estoy de acuerdo- me pronuncié.
-¿Quién dijo que tenéis derecho a votar? - exclamó Austin visiblemente molesto-. Es injusto. No tiene sentido. ¡No!
-Cinco a uno- Ashley miro desafiante a su hermano-. Bang Bang Bang.
-Paso. ¡Cómo puedes hacer eso! - Austin se levantó del sillón, Ashley lo apuntó amenazante con su vara-. Entonces, decido yo en qué vamos a competir-. dijo mientras se sentaba de vuelta.
-Pero eso no sería justo- le recordó Leo.
-No te preocupes. Ya tengo todo listo.
Ashley triscó los dedos y Peter entró en el salón con una enorme esfera de cristal con un orificio y bolas dentro.
-Las diez bolas de aquí tienen un papel con un deporte diferente escrito. Algunos de ellos los habéis practicado, y algunos que no.
-¡Qué es eso! - la interrumpió Austin-. ¡Haz cosas que ya hemos hecho antes!
-No importa qué categoría, uno tendría ventaja sobre el otro. Así que técnicamente, la competencia comienza... con la decisión de cada categoría. Seguro habréis oído que la suerte es también un don, ¿verdad?
-¿La competencia es sólo una?- cuestionó Eric.
-¿No sería eso un poco aburrido? Dos de tres, ¿cómo suena eso?
-Aceptaré- dijo Jack decidido.
-Lo haré, ¿está bien? - contestó Austin indiferente.
-Anunciaré la categoría dos días antes de cada competencia delante de todos vosotros. No importa cuán desfavorables puedan ser las categorías, debéis acceder. ¿Okey? Los del triángulo amoroso, levantaos.
Jack me miró y ambos nos levantamos y nos acercamos a Ashley. En cambio Austin permanecía sentado. Le di un golpe en el hombro:
-¡Levántate!
-¿Triángulo son tres? - preguntó a Leo y Eric, que asintieron-.  ¿Yo? ¡¿Yo?!
Y se acercó a nosotros con las manos en los bolsillos de la cazadora.

-Entonces empezaremos. Sam, puedes coger una pelota.
Cogí una de color azul y se la entregué a Ashley. Después Jack y Austin hicieron lo mismo.
-Bien, empecemos con la pelota de Austin- Ashley sacó un papelito del interior y lo leyó ante la atenta mirada de todos nosotros-. Jack. Austin. Vuestra primera competición será una carrera de hípica.

sábado, 8 de enero de 2011

Capítulo 7: Dos hombres y un destino (Parte 1)


Samantha:
Al terminar las clases, salí en busca de Austin. Entré en la clase especial del F4, su sala privada en la escuela, incluso en la azotea. Pero no había nadie en ninguno de eses lugares. Al final, me senté en un banco del patio, con la esperanza de que Austin pasara por allí.
Y así fue, una limusina negra aparcó delante de la puerta principal, Austin salió y se dirigió al coche. Nuestras miradas se cruzaron y yo sonreí saludándolo, pero me ignoró y entró en el coche. Éste arrancó, y yo me monté en mi bicicleta, gritando su nombre:
-¡Austin! ¡Hey! ¡Hey! ¡Detente!
Me metí por unos atajos y llegué a la vez que él a su casa. Dejé la bici tirada en el suelo y me acerqué a Austin jadeando, al verme abrió los ojos como platos:
-¡Tú! ¡Cómo lo has hecho!
-Hablemos, Austin.
-No tengo nada qué decir- se cruzó de brazos-.  Y te dije que nunca me volvieras a dirigir la palabra.
-Tengo algo que decir- insistí.
-Yo no.
-¡Yo sí! - no me hizo ni caso y se encaminó a la puerta principal-. ¡Hey!
-¡Lárgate! Dije que no tengo nada de qué hablar.
-¡Pues yo sí! - Austin se puso a correr, escapando de mí-. ¡Hey! ¡Austin!
- ¡Muévete! ¡Muévete!
Todos los sirvientes nos miraban poniendo caras extrañas, y es que a su parecer ya éramos bastante mayorcitos como para jugar al pilla-pilla.
-Austin. ¡Austin!
-¡Aléjate de mí, pesada!
-¡Austin!
Apartó de un golpe al chófer y se sentó en el sitio del piloto. Hice fuerza intentando que no cerrara la puerta, pero ganó y la cerró poniendo el seguro.
-¡Dije que te tengo algo que decir! - le grité dando golpes en el cristal.
Me sacó la lengua y acto seguido arrancó la limusina.
-¡Austin! ¡Hey, Austin!, ¿adónde vas? ¡Austin!
Entonces un Lamborghini blanco aparcó delante de mí y bajó la ventanilla del conductor. Dentro estaba una chica muy guapa con el cabello castaño, largo y lacio. Llevaba puestas unas gafas de sol.
-Sube.
-¿Qué?
-Apúrate y sube. ¿Quieres cogerlo?
-Sí.
Entré en el coche y me abroché el cinturón. La joven, pisó el acelerador a tope y emprendió una persecución por las principales calles de la ciudad. Al final, aquella chica controló el volante y acorraló el coche que Austin conducía contra una esquina. Ambos salieron de sus respectivos coches, pero la joven con un bate de baseball. Yo también salí del automóvil.
-¿Quieres morir? - le gritó Austin cabreado.
La joven no contestó, pero empezó a golpear a Austin con el bate.
-¡Basta! ¡Quieta! - le rogó.
-¿Aún no has tenido suficiente?- paró de golpearlo y lo señaló con el bate amenazante-. ¿Quién te enseñó a tratar a las chicas de esa manera?

-¡Hermana, ni siquiera sabes nada!
-¿Hermana?- susurré.
Bajó el bate y me miró sonriente:
-Perdón. Me disculparé en nombre del infantil de mi hermano. Vamos a casa primero y me lo cuentas todo.
La hermana de Austin abrió la puerta del conductor y lanzó el bate hacia el asiento trasero.
-Yo...
-¡Ella tiene prohibido entrar en mi casa!- exclamó Austin.
-¿Quieres que te lo prohíba yo a ti?- le espetó la hermana, me miró con dulzura-. Vamos.
-¡Dije que tiene prohibido entrar en casa!
-Ten cuidado al regresar- le recordó antes de entrar en el coche.
Ashley Mcklaine, así era el nombre de la encantadora hermana de Austin. Nos invitó a cenar en la gran mansión Mcklaine, pero solamente Eric, Leo y yo, habíamos asistido.
-Comed mucho chicos. Ha pasado tanto tiempo, ¿no?
-Se niega a bajar- informó Peter.
-No morirá por saltarse una comida- contestó Ashley con tranquilidad-. ¿Y? ¿El niño consentido que no quiere bajar, ha iniciada una guerra mundial por capricho? ¿Y vosotros lo habéis permitido?
-Yo estoy en contra de ello- se pronunció Leo-. No puedo quedarme de brazos cruzados viendo como el F4 se va a la mierda.
-Tampoco estoy precisamente de acuerdo, pero... - continuó Eric.
-Bueno, eso es suficiente. ¿Peter?
-¿Si, señorita?
-Trae el pato de Francia, el cangrejo de California... y el caviar que mi marido envió.
Oh... No olvides la botella de Cristal.
-De acuerdo. Ahora mismo se lo traigo.
Ashley me miró fijamente y luego me sonrió.
-Sam, come mucho, ¿vale? Si vas a enfrentarte a ese idiota, vas a necesitar toda tu fuerza- tomó su copa y la alzó en el aire-. ¡Por el idiota consentido de arriba, salud!
-¡Salud!
Tras la cena, Ashley se ofreció amablemente a llevarme a casa.
Ella era todo lo contrario de Austin, sencilla, amable, risueña...
-Estoy realmente agradecida por lo de hoy.
-Aceptaré esas gracias más tarde.
-Pero... ¿Por qué estás siendo...?
-¿Tan buena contigo?- dijo continuando mi frase-. Has conocido a mi madre, ¿no?
-Sí.
-Es probablemente igual de difícil llegar al cielo como lo es... para una persona rica tener verdaderos amigos. Sin embargo, mi madre aún cree que no se necesitan amigos.
-¿Por qué?
-Nadie nunca sería lo suficientemente bueno como... para ser amigo del heredero del grupo Mcklaine.
-Pero, Austin tiene al F4.
-Así es. Para alguien con tan alta posición y que no carece de nada, tener al F4 es un milagro.
-Lo siento. Por mi culpa él está perdiendo al F4.
-De cualquier modo, habría ido dejando al F4 en el camino. Además, te estoy realmente agradecida.
-¿Perdona?
-Tú has abierto una vía en él para ser más humano. Si la amistad es una condición suficiente, el amor es una condición necesaria. Prepárate, a partir de mañana, todo será muy agitado.
Abrí la puerta y salí al frío de la noche.
-Adiós- me despedí.
-¡Adiós!

Austin:
-¿Cómo pueden no decir una palabra acerca de comer?- me quejé.
No paraba de dar vueltas en mi habitación con las manos sobre el estómago, me dolía a causa del hambre y las tripas no paraban de sonar.
-Peter, este viejo... ni siquiera me trajo un aperitivo. ¡Aish! Estoy tan hambriento.
Sentí la gran puerta abrirse a mis espaldas, me giré cambiando la expresión de mi cara.
-Señorito.
-¿Vas a continuar insistiendo? - le dije irritado a Peter.
-Lo siento- detrás apareció una sirvienta con un carrito lleno de comida-. Devuélvelo.
Peter cerró la puerta y volví a quedar a solas.
-¡Ah! ¡Estoy muy hambriento!
Entonces mi teléfono comenzó a sonar en el bolsillo de mi pantalón. Toqué la pantalla con el dedo índice, era un mensaje de Jack. Lo abrí.
Hablemos.