viernes, 17 de junio de 2011

Capítulo 9: ¿Lo Sabías? (Parte 6- Final)

Eric:
-Ese imbécil parece bastante débil, ¿verdad?- dije tras haber escuchado toda la historia de Selena-. Es más fuerte de lo que parece. ¿Cuánto tiempo crees que le
llevo hacerse así de fuerte?- cogí una de las tazas que había sobre la mesa de mi casa-. Es como una taza de cerámica. Lo tiraron, lo pisaron y luego lo cortaron. Tiene que resistir un calor de 1300 grados para formarse. Pero ese no es el final. Si no se convierte en tuyo aún después de toda esa adversidad… entonces tendrás que perderlo limpiamente. Así- dejé caer la taza sobre el suelo, pero no rompió-. Para fortalecerse y para encontrar lo verdaderamente tuyo hay obstáculos que debes superar- golpeé la taza con un martillo y esta vez se partió en pedazos-.Como la experiencia de hoy.
-Creo que sé de lo que estás hablando. Gracias.
-Entonces, ¿deberíamos salir? Mi día tampoco fue muy bueno. En ese tipo de casos, necesitas aliviarte para que no haya efectos secundarios. Vamos.
Salimos de mi casa y fuimos hacia un estilista, que la vestió y maquilló. Más tarde entramos en una discoteca. Selena estaba algo cortada.
-¿Quién es ese chico? Oh dios, Es Eric Wallington.
-El F4 no viene a lugares como éste, ¿qué ocurre?
-Es guapísimo en la vida real.
Hice caso omiso de los susurros y pasé entre todas aquellas mujeres agarrando a Selena de la mano. Todas la miraban con enividia. Nos paramos al lado de una pareja, Selena al ver al chico giró su cara.
-¿Es Paul?- le susurré al oído, asintió.
-¿F4? ¿Qué es eso?- preguntó Paul a su chica.
-¿No has escuchado hablar de los príncipes del F4?
-Perdóname…- dije a aquella chica.
-¿Yo?- respondió emocionada-. Si, por favor habla.
-¿Puedo tocar una canción?
-¿Tocar? Adelante por favor- me llevó hasta el escenario y me entregó un saxofón-. Puedes tocar toda la noche si lo deseas.
-Gracias- miré hacia el público y me acerqué al micrófono-. Hay alguien aquí esta noche que me ha robado el corazón. Tocaré con mi corazón para esa persona.

Sam:
-Ya me he disculpado bastante- murmuré saliendo de la lavandería-. ¿Por qué me hace salir a estas horas de casa? Austin... hace frío y es de noche, ¡tonto!
Metí las manos en los bolsillos, estaban congeladas y para colmo no daba encontrado mis guantes. Caminé durante un rato hasta llegar al parque infantil donde Austin me había citado.
-Austin Jake Mcklaine. ¿Crees que diré, "Cari, lo siieenntoo", después de esto? ¿Por qué debería…?- de repente todo se iluminó sobre mi cabeza, los columpios, árboles e incluso el pequeño castillo estaba lleno de lucecitas de colores-. Tú...

-Otra vez, otra vez. Gracias por lo de "Cari, lo siiienntoo"- Austin se acercó a mí-. Te emocionas por tonterías.
-Austin. ¿Cómo hiciste todo esto?
-Sólo está decorado con luces. ¿Te gusta?
-Si. Es precioso, parece navidad.
-¿Qué tiene de bueno la Navidad?- su tono de voz parecía haberse apagado un poco.
-¿No te gusta la Navidad?- nos sentamos en los columpios-. La gente siempre es feliz por Navidad.
-No tengo ningún recuerdo bonito de la Navidad.
-¿Por qué?
"-Mira por la ventana… mira por la ventana… está cayendo nieve. Mira por la ventana… mira por la ventana…el invierno ha llegado. Los niños están montando los trineos… no saben que el sol se está poniendo… y montan sus trineos felices por la montañas nevadas. La gran puesta de sol. Cuando la oscuridad llegue…El colorido y resplandor llenan las calles con el espíritu de la Navidad- cantaban las sirvientas al pequeño Austin de ocho años que permanecía sentado en la gran mesa llena de la cena de Navidad.
El pequeño esperaba con ilusión a sus padres y a su hemana, todos en el extranjero. Unos por negocios y Ashley por estudios. Peter llegó con una carta:
Querido Austin, mamá te escribe esta carta para disculparse. No podremos volver a casa estos días, compréndelo los negocios son difíciles.
Feliz Navidad, Mamá"
-¿Sabes cuanto lloró aquel niño? Sus padres le habían fallado en Navidad, y así año tras año.
-Ya veo...
-Oye, Samantha- Austin cambió radicalmente de tema-. ¿Qué tal salieron las conservas que hice?
-Si alguien escucha, probablemente pensaría que hiciste todas las conservas tú solito- contesté riendo.
-Quiero comerlo.
-¿De verdad?
-Quiero comer también las tostadas que tu madre preparó para mí. Y los Hot Dogs que tu padre me compró. Yo… no sabía lo que era una familia, pero viendo a tu familia creo que ahora lo comprendo un poco. ¿Puedo ir otra vez?
-¿Alguna vez has pedido permiso?
-No estoy bromeando- se levantó de su columpio y se arrodilló ante mí tomando mis manos-. Quiero ir. En realidad... todos los días. ¿Lo sabías?
Acercó sus labios poco a poco hacia los míos, cerré los ojos dejándome llevar por él. Y sentí sus labios sobre los míos, tratándome con dulzura, como si estuviéramos tocando el cielo.

sábado, 11 de junio de 2011

Capítulo 9: ¿Lo Sabías? (Parte 5)

Eric:
"-Te ruego que te des por vencida ahora. Por favor. ¡Para de amenazarme con un suicidio!- grité al teléfono-. ¿Soy el siguiente después de papá? Mamá, para ya, te lo ruego. Ya estoy en el museo, se lo diré. Adios.
Abrí la puerta del despacho de mi padre y se me cortó la sangre. Se estaba dando el lote con otra chica. Cerré la puerta con cuidado de que no se enteraran.
Al rato salió la chica.
-Tus labios... Tu lápiz labial está corrido.
-Gracias- dijo tras limpiarse.
-Eres la cuarta.
-¿Qué?
-Eres su cuarta amante este año- le informé-. Creo que eres demasiado bonita para esto."
Miré por la ventanilla del coche, entre la gente, con la mirada clavada en el suelo estaba Selena, la amiga de Sam.
-Para el coche- le indiqué al chófer.
Me acerqué a ella, al verme rompió a llorar.
-¿No eres mayorcita como para llorar en medio de la calle? Algunas mujeres piensan que se estan más guapas cuando lloran, pero no es cierto.
Continuó llorando, cada vez con más fuerza. La gente que pasaba me miraba con mala cara o me señalaba, como si yo fuese el culpable de su llanto.
-Selena... Selena...- miré hacia la gente-. No tengo nada que ver, no fui yo.
-Buaaah!- continuó llorando.
-¡Selena!

Austin:
Esta vez, solamente estábamos tres, Jack tocando la guitarra y Leo jugando conmigo a las cartas.
-Dos pares- puse mis cartas sobre la mesa.
-¿De verdad?- Leo sonrió con malicia y puso las suyas sobre la mesa.
-¿Qué es esto?- grité cabreado-. ¡Nada me sale bien!
-¿Aún no has arreglado las cosas con Sam?- preguntó Jack.
-¿Arreglar? No pienso pestañear aunque se arrodille a mis pies durante 4 días y 3 noches.
-Escuchemos lo que ocurrió- dijo Leo barajando las cartas-. Tampoco creo que hayas hecho algo bueno.
-¿Qué quieres decir con que no hice nada bueno? Salí en una doble o triple cita con ellos, comí pescado crudo o lo que quiera que fuera e incluso le dí su merecido a una basura de tío. Me porté muy bien.
-Entonces tampoco perdonarás a Sam- concluyó Jack.
-Te estoy diciendo que no lo pasaré por alto fácilmente.
-Ya lo has oído no creo que funcione, Samantha- dijo Leo-. Creo que tendrás que irte.
-¿Sam...? -miré detrás de mí y me encontré a Sam de pie y con la cabeza agachada-. ¿Cuándo llegaste?
-No sabía que estuvieras tan enfadado. Creo que sólo pensé en mi misma. Lo siento. Me iré.
-¡No!- me levanté de un salto poniéndome enfrente suya-. Quiero decir... ¿A dónde vas? Si viniste, tienes que decirme al menos por qué estás aquí. ¿Crees que mi casa es un lugar en el que puedes entrar y salir cuando quieras?
-Austin... por favor acepta mis... mis...
-¿Tus...?- repetí.
-¡Mi manzana de la disculpa!- dijo tendiéndome una manzana, la cojí.
-Si todo se arreglara con una disculpa…- le lancé la manzana a Leo-, ¿por qué hay leyes...

-... y policías en el mundo?- repitió Sam terminando mi frase.
-Bien, ya te lo sabes.
-Jolín... ¿Entonces qué quieres que haga?
-Tres deseos.
-¿Tres deseos?
-Si me los concedes, entonces aceptaré tu manzana del arrepentimiento.
-Disculpa, manzana de la disculpa- dijo Leo poniendo en alto la manzana.
-Por qué tres… ¿Por qué tienen que ser tres deseos?
-Chicos, ¿no creéis que gran parte de la culpa es suya porque no quiso ver las buenas intenciones de Austin?- pregunté a Jack y Leo.
-Samantha eres culpable- contestó Leo.
-Está bien. Haré lo que sea que me pidas.
Peero, tienes que decirme los tres en un minuto. ¡Empieza!
-¿Qué regla es esa?- me quejé.
-El tiempo pasa. ¿Qué deseo es “qué”? 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18...
-¡Oye, para de contar!
-19. 20.
-¡Para!- grité, pero no me hizo ni caso.
Leo y Jack no paraban de reir.
-21... 25.
-¡Siéntate!
-¡26!- se puso de cuclillas en el suelo-. 27, 28, 29, 30.
-Joder, qué cruz. ¡Levántate!
-Austin, te queda un deseo- se puso en pie-. ¡50! 51, 52, 53, 54, 55.
-¡Di!- paró de contar y me miró fijamente-. Di,  "Cariño... lo siiiennto." Va te toca. ¿No me escuchaste? "¡Cariño! Lo siieenntooo." Inténtalo.
-Austin...
-Oye, ¿no viste como lo decía Selena? Ahora, repite después de mí. "Cari, lo siieentoo."
-¡No puedo hacerlo! ¡No lo haré! ¡Ni de coña!- gritó Sam-. Haz lo que quieras, acepta la disculpa o no. Pero eso ni de broma.
-¡Oye, Samantha Gilbert! ¡¿A dónde vas?!- cerro la puerta sin dignarse ni a despedirse.
-Deberías haber aceptado sus disculpas cuando estaba de buenas- me reprochó Leo jugando con la manzana.
-Dámela- Leo esquivó mi mano y le paso la manzana a Jack-. ¡Que me la devolváis!
Jack sonrió y le metió un mordisco a mi disculpa comestible.
-¡Oye! ¡Por qué comes mi disculpa!- se la arranqué de las manos-. Es mía, no se toca.

sábado, 28 de mayo de 2011

Capítulo 9: ¿Lo Sabías? (Parte 4)

Samantha:
-No he podido hablar con él...- Selena se apoyó en la barra de la bocatería-, e ignora mis mensajes.
-Lo siento, Selena. No sé qué decir- di una palmada en el aire-. ¡Ya sé! Le diré a Austin...
-No, no creo que Austin actuara así sin ninguna razón.
-¿Qué quieres decir?
-Ese día, Paul cometió muchos errores… pero Austin siguió intentado reprimir su cólera, hasta que no pudo más. Debe haber alguna razón.
-¿Qué razón? ¿Has visto alguna vez a ese idiota actuar con dos dedos de frente? Siempre lo quiere todo a su manera. Austin, haría eso y más. Sólo espera.
-¿Qué vas a hacer?
-Voy a lograr sacarle una disculpa. Como me llamo Samantha voy a conseguir que venga a pedirte perdón.

Leo:
Se escuchó un gran portazo en la sala privada de casa de Austin y los cuatro miramos hacia la puerta. Austin puso los ojos en blanco y se recostó en su sillón. Sam se acercó dando grandes zancadas.
-Samantha. ¿Para qué estás aquí?- pregunté al ver que nadie saludaba.
-Por favor dile que estoy aquí porque tengo algo que decirle.
-Está justo a tu lado- tomé aire y miré a Austin-. Tío, Sam dice que...
-Dile que no tengo nada que decir- me cortó Austin-, así que puede hacer lo que quiera.
-Sam, dice Austin que...

-¿Podrías por favor preguntarle que cuál es esa ley…- Sam miró a Austin enfadada-. para golpear a alguien sin ninguna razón y no disculparse?
-Tío, ¿ya la has cagado otra vez?- preguntó Eric.
-Ahora, algo de una ley...- repetí.
-Dile que es un desperdicio usar el puño con una basura como ese tal Paul.
-Dice que es un desperdicio. De verdad… ¿hasta cuándo tengo que hacer esto?- me quejé.
-Oye, ¿qué os pasa?- volvió a preguntarles Eric.
-Por favor dile claramente que ésta es mi última advertencia- Sam se puso seria-. Gracias a su alto y todopoderoso puño, mi amiga está llorando. Que si no se disculpa, de verdad se habrá acabado.
-Debería estarme agradecida por deshacerme de un pedazo de basura como ese tío...- susurró Austin-. ¿Una disculpa? Dile que no lo haré ni muerto y que haga lo que le dé la gana.
-Está bien, lo entiendo Austin- Sam se cruzó de  brazos-. Fue demasiado de mi
parte esperar a que encajaras con alguien de baja clase como Selena, Paul y yo. Pero no entiendo por qué la inocente Selena tiene que pagar las consecuencias de tus acciones. Austin, a partir de ahora no nos conocemos- miró hacia el resto-. Chicos, perdonad la interrupción. Ya me voy.
Sam salió por dónde había entrado, eso si, sin portazo esta vez.
-¿No vas a salir?- preguntó Jack a Austin-. ¿Vas a dejarla ir?

Samantha:
Salí de la piscina escolar con el pelo algo mojado. Estornudé con fuerza y me senté sobre las escaleras.
-¿Ves? Te dije que te resfriarías- Jack estaba apoyado contra la pared.
-¿Cómo sabías que estaba aquí?
-Nadas cuando te sientes afligida y ocurrió algo angustioso. Así que… estarás en la piscina. ¿Es duro?
-Si vas a decir algo sobre Austin, no quiero hablar sobre eso.
-¿Dije que hablaría de Austin?
-Si me hiciera algo malo a mí, se acabaría después de que me gritara… pero por Selena, no puedo. Ella intentó ayudarnos.
-Estamos hablando de Austin, ¿verdad?
-¿Puedes responderme? ¡De todos modos, no puedo perdonarlo fácilmente esta vez! Si las cosas acaban para Selena, ¿cómo puedo salir con Austin?
-Dijiste que no íbamos a hablar de él pero sigues haciéndolo- me recordó, estornudé de vuelta-. Esperaba que no lo necesitaras, pero lo necesitas. Si no te secas el pelo después de nadar, te resfriarás- Jack me entregó una medicina para el resfriado-. Alguien que conozco, últimamente hace eso día tras día. Así que…- estornudé otra vez-. ¿Ves?
-Jack, yo...
-¿No estás agradecida?- asentí lentamente-. Entonces hazme caso, un chico, no hace algo sólo porque sí, en frente de la chica que le gusta. Siempre hay una razón.
-¿Qué?
- Te lo digo por experiencia, así que está bien si le crees. Yo tengo que irme
Lo pensé un rato, si ese chico no aparecía y con Austin no podía contar, solo me quedaba ir nosotras a su encuentro.
-Vamos- agarré a Selena por el brazo corriendo entre la gente que pasaba por la calle.
-Sam, estoy asustada.
-¿Vas a seguir esperando a un chico que no te ha llamado en varios días? Vamos.
¿No dijiste que el club donde trabaja Paul está por aquí?
Y de un local que había en la calle salió Paul... abrazado de una chica.
-Paul...- susurró Selena.
Nos escondimos en un portal y escuchamos su conversación:
-¿Conoces la chica de bachiller que veía sólo para divertirme?- dijo Paul-. Tuve una doble cita con ella, y el novio de la amiga
era un ricachón.
-¿Ricachón? Deberías habérmelo presentado.
-Bah, olvídalo. Tiene mucho dinero, pero
su gusto con las chicas es pésimo. La novia no parecía de bachiller y tenía el cuerpo de una de primaria. ¿Sabes lo desharrapadas que iban? Son camareras.
-¿Camareras? ¿De qué club?
-No es eso, trabajan a media jornada en una bocatería.
-¿Qué? ¿Pero es novia de un rico? ¿Es bonita?
-Bonito mi culo. Entonces cuando le dije que le presentaría a una chica caliente como tú, me pegó.
"-¿Yo? Estoy en la pista de patinaje. ¿Qué quieres decir? Estoy un poco ocupado
jugando con un par de niñitas. ¿Qué? ¿De verdad? Si, está bien. Espérame- colgué el móvil-. Austin, vamos a hablar como verdaderos hombres. ¿Esa Samantha o mala hierba? ¿Es una chica de verdad? ¿Te está chantajeando o algo por el estilo?
-¿Qué?
-¿Puede ser que la Srta. Mala Hierba tenga un poco de dinero? Viéndote, creo que las llevas de perder- apoyé mi mano en su hombro-. ¿Por qué no acabamos con esto y vamos a un club? Si vamos allí, podemos encontrar tías buenas que no se comparan con estas apestosas… - fue ahí cuando me propinó el primer puñetazo-. ¿Qué pasa contigo?
-Si llamas a mi novia Mala Hierba…- me empujó contra el suelo-, me aseguraré de que no puedas comer pescado crudo por esa boca nunca más. ¿Entendiste?"
Tras escuchar toda la historia me quedé boquiabierta... Tomé a Selena de la mano y salimos de nuestro escondite.
-¿Lo que acabas de decir es cierto, Paul?
-Chicas…- dijo incómodo.
-Te estoy preguntando si es cierto- repetí.
-¿Qué vas a hacer si es cierto?- respondió con chulería.
-Cari, ¿quiénes son?- le preguntó su acompañante-. ¿Las conoces?
-¿Crees que podría conocerlas con mi nivel?
Selena me tiró del brazo para irnos.
-¿Cuál es la razón por la que no llamaste a Selena?- dije.
-¿Razón?- rio-. ¿Es que no sabéis diferenciar cuándo sois una mierda de cuándo servís para algo? Oye, mocosa- le gritó a Selena-. Envía mensajes razonablemente. ¿Eres una acosadora? Por tu culpa, mi buzón de entrada está lleno, eres una pesada.
-¡Cabrón!- grité propinándole una patada en sus partes nobles, se arqueó de dolor-. Una es por mi amiga- le abofeteé-, y esta por mi novio. Como te vuelvas a acercar a Selena juro que te mato, ¿lo pillas?

Selena y yo nos fuimos de allí rápidamente. Llegamos hasta un parque y nos sentamos en un banco.
-¿Qué tipo de idiota es ese?- pregunté sin salir de mi asombro.
-Es un alivio- Selena se secó una lágrima que empezaba a resbalar por su rostro-.Ahora sabes que Austin no es una mala persona.
-Selena...- la abracé.
-Estoy bien. De verdad- nos separamos-. Sam, ve.
-¿A dónde?
-Tienes que ir a disculparte con Austin.
-Es que… sólo…
-Ve rápido a decirle que estás arrepentida. De esa manera, creo que me sentiré mejor también.
-¿Estarás bien tú sola?
-Por supuesto. No te preocupes por mí. Ve rápido.
-Te llamaré.

viernes, 20 de mayo de 2011

Capítulo 9: ¿Lo Sabías? (Parte 3)

Austin:
Ya me estaba hartando de esperar, ¿qué clase de tío podía tardar tanto? Aún por encima con el frío que hacía. Y las otras dos bostezaban de vez en cuando también bastante aburridas.
-¡Hey!- exclamó el susodicho levantando la mano.
-¿Por qué llegas tan tarde?- Selena se agarró a su brazo.
-¡Hola!- dijo con energía-. Banga banga… Me llamo Paul.
-Hola, soy Sam, la amiga de Selena. Y éste es Austin...
No dije ni mu.
-¡Wow, tu pelo!- exclamó el tal Paul-. ¿A qué peluquería vas? Tu pelo es como un caracol, mola- sacó su móvil del bolsillo de la chaqueta y me tomó una fotografía, yo alucinaba-. ¡Si pongo esto en un blog, creo que será un gran éxito!
-¿Qué has dicho?- pregunté aguantando las ganas de romperle la cara.
-Cari...- le rogó Selena.
-Tío, a partir de ahora te llamaré compadre- el tal Paul apoyó su mano en mi hombro-. Compadre, ¡seremos grandes amigos!
Y para suerte suya, Selena lo agarró del brazo alejándose algo de nosotros.
-¿Qué tipo de persona es ése? No se disculpa por llegar tarde y que, ¿caracola...? ¡HIjo de...!
-¡Austin!- Sam intentó calmarme-. Lo siento... ¿Te quieres... ir? Nos podemos ir si quieres.
-Ni de broma, vamos a intentarlo. Una cita de plebeyos o lo que sea- contesté decidido y la agarré de ganchete-. Vamos.

Samantha:
Y ahí iban, dos, tres, cuatro peluches que Paul había conseguido para Selena en una máquina de peluches que había en la calle. Y Austin no me había podido conseguir ni uno.
-¿Quieres uno?- Paul me tendió un osito.
-Gracias.
-¡No lo cojas!- gritó Austin cogiendo el peluche y tirándolo al suelo.
Y me quedé sin peluche. Tras eso, Paul nos propuso ir a comer algo, y nos llevó a un restaurante japo. Nos sentamos todos en la misma mesa.
-¿Qué antro es éste?- preguntó Austin mirandolo todo con desgana.
-Compadre, ¿es tu primera vez?- dijo Paul señalando la comida-. ¿Nunca has comido shushi?
-¿Shushi?
-¡Pescado crudo!
-¡¿Crudo?!- Austin puso cara de asco.
-¡Qué, compadre! ¿Eres un fanfarrón?- Paul me miró-. Sam, creo que deberías pensarlo mejor. ¿Cómo vas a confiar tu vida a un chico que no es capaz de comer pescado crudo?
-¿Qué dijiste?- Austin lo miró con odio.
-¡Oh, tiene buena pinta!- exclamé antes de que ardiera Troya-. ¿Por qué no coméis?
-Deberías probarlo- le animó Selena-. Si lo masticas bien, está muy bueno.
-Hey, parece que no puedes comer esto- dijo Paul-. No sobrepases tus límites y déjalo.
-¿Quién dijo que no voy a comerlo?- exclamó Austin, y probó un bocado rápidamente.
-¿Estás bien?- pregunté preocupada al ver su cara de asco.
-¿Cómo más puedo estar?- respondió de mala gana.
-¿De verdad... estás bien?- Paul se rio-. ¡No me lo creo!
-Solo te lo diré una vez, ten cuidadito con lo que dices. ¿No sabes que el ratón asusta a la ballena?
-¿Qué? ¡Compadre!- Paul explotó en risas-. ¿No será que el ratón asusta al elefante? ¡Compadre, eres la hostia! ¡Escuché que vais al Waldcorf Secondary School! Supongo que se paga bastante por estar ahí. ¿Cuánto cuesta educarte?
Austin se levantó y pegó un puñetazo en la mesa. Fulminó a Paul con la mirada y caminó hacia el exterior del local.

Austin:
Al rato acabamos patinando en la pista de hielo que había en Central Park. Sam me había rogado que me quedara y yo lo había hecho.
Ella tampoco sabía patinar, así que se agarraba a mi cintura y yo patinaba.
-Es tan bonito- Sam me frenó y se quedó mirando todo.
-¿Te gusta?- pregunté.
-Sí. Había escuchado hablar muchas veces de esta pista de patinaje, pero es la primera vez que vengo- miró hacia las luces que colgaban de los árboles-. Parece como si estuviéramos en un cuento de hadas.
Entonces, Sam estornudó fuertemente.
-¿Tienes calefación incorporada?- dije-. ¿Por qué no llevas puestos los guantes?
-Los tengo...- rebuscó en los bolsillos de su chaquetón-. ¡No tengo guantes!
-Ven aquí.
Me quité un guante y lo puse en su mano, que por cierto le quedaba algo grande, luego agarré su otra mano y la metí en el bolsillo de mi cazadora. Ella sonrió.
-Vamos juntos la próxima vez.
-¿A dónde?
-A los Campos Elíseos.
-¡Compadre!- el plasta de Paul y Selena se pararon ante nosotros-. ¿Y si le vamos a comprar a las chicas una taza de café caliente?
-Estoy de acuerdo- aprobó Sam.
-Vamos.
Solté la mano de Sam y no me quedó mas remedio que ir tras aquel pesado.
Salimos de la cafetería con los cafés ya en la mano cuando su teléfono empezó a sonar:
-Compadre, aguánta- dijo poniendo su café y el de Selena en mis manos-. ¿Diga? ¿Yo? Estoy en la pista de patinaje.

Sam:
-Lo siento- dijo Selena-. Por Paul...
-No parece que sea una mala persona- dije sonriendo.
-Aunque fuera un poco arriesgado, parece
que cumplimos con nuestro propósito- Selena me giñó el ojo.
-¿Propósito?
-Mirar a Austin esforzándose al máximo para pegar contigo. O al menos lo intenta.
-Sí, parece que ahora puedo confiar en él- levanté la vista buscándolos entre la gente-. Pero, ¿por qué están tardando tanto? Vamos a buscarlos.
Las dos salimos de la pista, y justo allí había un corro de gente, nos acercamos y nos fuimos haciendo paso poco a poco.
-¡Austin!- grité en cuanto lo vi.
-¡Cari...!- me imitó Selena.

Austin estaba sobre Paul propinándole puñetazos, al escucharnos paró y se levantó.
-¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡¿Por qué le has golpeado?!- grité enfadada-. ¡¿Qué pasa contigo?!
-¿Necesito alguna razón para golpear a alguien como él?- respondió secamente.
Selena se arodilló al lado de Paul ayudándole a incorporarse un poco.
-Tú...- Austin miró a Selena de reojo-. Si quieres novio, busca uno que valga la pena.
Austin nos dio la espalda dispuesto a marcharse.
-¡No te atrevas a largarte! Discúlpate- le indiqué con seriedad-. Si te vas así, lo nuestro ha terminado. Discúlpate.
Sonrió malignamente y nos dio la espalda, y se fue sin hacerme ni caso.
-¡Oye! ¡Austin!
-¿Qué ocurrió?- preguntó Selena.
-¡Y yo que sé! ¡Le dije que fuéramos amigos, y empezó a golpearme! Sólo tenía que haber dicho que no- Paul se frotó la mejilla-. Esto me va a durar al menos 8 semanas.
-Lo siento- conseguí decir-. Te pido perdón en su lugar.

sábado, 7 de mayo de 2011

Capítulo 9: ¿Lo Sabías? (Parte 2)

Samantha:
Me sequé más o menos y salí de la piscina. Y allí estaba Jack, apoyado contra la pared. Salimos juntos del edificio:
-Parece que tienes muchas preocupaciones estos días. Parece que solo sales del agua para dormir. ¿Es por Austin?
No me dio tiempo a responder, estornudé fuertemente.
-Te vas a resfriar- dijo quitándose su gorrito de lana y poniéndomelo a mí.
-Está bien. Gracias. Da gustito, está calentito.
-¿Puedo darte un consejo?
-¿Con... sejo?
-No intentes evitarlo- dijo seriamente.
-Jack...
-¿Quién fue la que me dijo que el evitar es lo que hacen los cobardes?- posó sus manos en mis hombros y colocó sus ojos a la altura de los míos-. No lo evites, dale una oportunidad.
-Siendo sinceros, no me gusta estar en el mundo de Austin.
-El mundo de Austin... el mundo de Sam. No existe nada de eso, aún así tú y yo estamos ahora en el mismo mundo. Si no te gusta su mundo… entonces arrástralo al tuyo. ¿No eres especialista en ello?
-Intentaré seguir tu consejo. Gracias, Jack.

Leo:
Una tarde más, nosotros, el F4, volvimos a reunirnos en la casa de Austin. Nosotros tres jugábamos al billar mientras Austin paseaba de un lado a otro con el móvil en la mano.
-No seas así, y llámala - dijo Jack.
-Piensa bien- le advirtió Eric-.  Si la llamas primero, estarás dando por hecho que eres su esclavo.
-No voy a llamar- contestó Austin-. No pienso mover ni un dedo hasta que ella quiera que nos veamos.
-Tienes razón. ¡Bien dicho, Austin!- lo apoyé.
-Esa es la primera regla de un mujeriego, el toma y daca- Eric se apoyó en la mesa de billar.
-¿Cómo puedes decir algo así mientras lo miramos?- pregunté burlonamente-.  Se está volviendo loco por el mono de Samantha.
Entonces el móvil empezó a sonar en la mano de Austin. Miró la pantalla y una sonrisa apareció en su rostro.
-Está llamado- exclamó.
-¡Cálmate! Actúa como si no te importara- le indicó Eric-. Lo sabes, ¿verdad?
Austin tomó aire y acercó el teléfono a su oreja:
-Hola. ¿Samantha? ¿Quién es Samantha?
-Se pasó un poco-,susurré por lo bajo.
-¿Un poco? Querrás decir, mucho- me replicó Eric.
-¡Oh! ¡Oh, lo recuerdo!- la cara de Austin cambió radicalmente-. ¿En qué coño estás pensando? ¿Crees que siempre tengo tiempo libre? Estoy tan ocupado, que ni siquiera me he dado cuenta de que no me has llamado en 3 días y 13 horas.
-Hey man... Woh, woh- le indiqué para que se calmara un poco.
-Qué verguenza que sea mi amigo- me dijo Eric.
-¿Qué? ¿Quién crees que soy?- dijo Austin levantando la voz en el teléfono-. ¿Por qué debería ir a un sitio con gente que no conozco? ¡No voy! ¡Voy a colgar!- y se guardó el móvil, nos señaló con el dedo sonriendo-. ¿Lo habéis visto? Visteis como le grité, ¿verdad? Hasta le colgué primero.
-Pero, ¿por qué le estabas gritando?- preguntó Jack.
-Estaba hablando de ir a una doble cita o algo así.
-¿Doble cita? ¿Con quién?- se interesó Eric-. ¿Podría ser con... Selena? Eso es una verdadera hazaña para esa tía.
-Austin, ¿no vas a ir?- dije.
-Una cita es algo que dos personas hacen. Qué anticuada, dijo que quedáramos frente a la hamburguesería.
-Entonces,  ¿yo debería ir en tu lugar?- Eric se cruzó de brazos.
-¿Qué? ¿Por qué deberías ir tú?- Austin estaba algo molesto.
-Bueno... quiero ver cómo son las citas de los plebeyos.
-Eso suena divertido...- dije chocando las cinco con Eric.
-¡A callar todos!- ordenó Austin-. Quiero veros mañana en el campo de tiro a las seis de la tarde. ¿Entendido?

Samantha:
Miré mi reloj una vez más, marcaban las seis y Austin no había llegado, por supuesto que ya no vendría.
-No hay manera de que venga. Me gritó por teléfono.
-Entonces, ¿por qué estás esperando?- me preguntó Selena.
-¿Quién está esperando? Sólo tengo curiosidad por conocer a tu novio. Por eso estoy esperando.
-Oh, ¿quién es esa?- gritó alguien al otro lado de la calle-. ¿No serás Samantha?
-¿Austin?
-¡Qué coincidencia!- exclamó falsamente sorprendido y caminando hacia nosotras.
-¿Una coincidencia...?
-Pasaba por aquí, y vi una chica pasada de moda…- se paró a mi lado-. Y temblando de frío, así que dije tu nombre por si acaso.
-Oh, ¿de verdad? Pues puedes continuar tu camino, yo estaba esperando al novio de Selena.
-¿Por qué estas esperando al novio de otra persona?- exclamó celoso.
-Lárgate. No me ralles.
-Ya terminé lo que estaba haciendo- se rascó la cabeza-. ¿Quieres que me quede contigo?
-¿Perdona...?
-¿Quieres ir de escopeta con una pareja? Seré bueno y me quedaré contigo.
-Eso es genial, Sam- dijo Selena poniendo los pulgares hacia arriba.
-Haz lo que te venga en gana, pero sepas que me das mala espina- le respondí a Austin.
-¿Por qué no llega?- exclamó Austin con un tono irritante tras revisar la hora en su reloj-. Ya se está retrasando 30 minutos. ¿Pero qué modales...?
-¡Chist!- dije para que se callara.
-Lo siento, intentaré llamarlo- Selena se alejó un poco buscando cobertura.
-¡Llámalo rápido!- contestó Austin como si tuviera razón.

Jack:
-Pierdo mi pasta y me plantan...- dijo Eric tras haber lanzado con la escopeta-. Austin no es precisamente una ayuda en la vida.
Le tocaba a Leo, que apretó el gatillo y dio perfectamente en la diana:
-Ah, hace frío. Si lo hubiera sabido habría ido a jugar al squash- me miró-. ¿Cómo sabrías que Austin no vendría?
-No os preocupéis- apunté al objetivo y apreté el gatillo-. Hoy, pago yo.

viernes, 29 de abril de 2011

Capítulo 9: ¿Lo Sabías? (Parte 1)



Austin:
-¡Estás haciendo mucho ruido!- susurraba una molesta voz que no me permitía dormir tranquilo-. ¡Cállate!
Me tapé la cabeza con las mantas, pero los susurros y golpes continuaban.
-¡Mmm! ¡Está delicioso!
-¡No te lo comas!
-Peter...- me quejé llamando por el mayordomo-. ¿Por qué hay tanto ruido?
-¡Es hora de que se levante!- continuaron las voces-. ¿Qué hago?
-¡¡Peter!!- grité cabreado destapándome y abriendo al fin los ojos.
Ya no lo recordaba, había dormido en casa de Sam.
Me levanté y caminé por el pequeño salón hasta llegar a la cocina donde la familia al completo me esperaba para desayunar.
-¿Dormiste bien?- me preguntó la madre haciéndome sentar a la mesa-. ¡No hay mucho en la mesa, pero espero que comas bastante, yerno!
El padre llenó mi taza con leche caliente:
-Bébelo rápidamente... mientras está caliente. Cariño, dale unas tostadas al chico.
-Oh, sí, sí- la mujer untó mantequilla y mermelada y prácticamente me lo metió en la boca-. Tienes que comer de esto también. Espero que te guste.
-Sabe muy bien- me pronuncié para que dejara de llenarme la boca de comida.
Pero no pilló la indirecta. Intenté tragar, pero empecé a toser con fuerza. Me miraron alarmados:
-Qué... ¿Estás bien?- dijo el hombre.
-¡Yerno, toma!
Con la mano le impedí que siguiera alimentándome.
-Cuñado, ¿no puedes vivir con nosotros a partir de ahora?- preguntó Frankie.
-Chist... ¡Este chico!- le regañó Sam.
-¡No comemos toda esta comida ni siquiera en las fiestas! ¡Nunca he visto la mesa así en nuestra casa!- el padre le tapó la boca y sonrió nervioso-. Mmmm...

También era día en la gran mansión Mcklaine. Ashley desayunaba en la gran mesa, rodeada por todos los sirvientes cuando la Presidenta hizo acto de presencia y se sentó en la mesa:
-¿Dónde está Austin?
-Todavía está durmiendo, señora- anunció Peter.
-Dile que baje.
-Déjalo tranquilo- Ashley miró fijamente a su madre-. Ayer estuvo con sus amigos
del F4 hasta muy tarde.
-No puedo creer que todavía ande con esos chicos.
-¿Qué pasa con esos chicos?- preguntó Ashley visiblemente molesta-. ¿No sabes lo bueno que es para Austin tener amigos como ellos?
-Para el heredero del Grupo Mcklaine, no
existen los amigos, no son necesarios.
-Mamá...
-Nadie se atreverá a competir contra él y debe ser lo suficientemente frío para cortar con su familia si fuera necesario. ¿Todavía no has entendido eso?
-Creo que sería mejor dormir en vez de intentar comprender eso.
-¿Qué has dicho…- la Presidenta se cruzó de brazos sobre la mesa-. ¿Ni siquiera voy a poder desayunar con mis hijos?
-Ahora, ¿ es nuestra culpa?
-Tráelo aquí- ordenó la Presidenta a Peter-. Mejor no, iré yo a buscarlo.
La Presidenta se levantó de la mesa a la vez que Ashley se llevaba las manos a la cabeza, ¿de que había servido cubrir a su hermanito si su madre lo iba a descubrir?
-¿Dónde está mi hijo?- se escuchaban los gritos de la Presidenta por toda la casa-. ¡Estoy preguntándote por qué no veo a Austin!

Samantha:
-¿Conservas?- preguntó Austin al ver la caja de atún congelado que mi padre había sacado del congelador-. ¿Estáis diciendo que vosotros cuatro vais a comeros todo esto? ¿Cuántos kilos hay ahí?
-¡No, Austin!- exclamó Frankie-. Es nuestra reserva para comer.
-Los precios han aumentado, así que esto- explicó mamá-, es mucho menos de lo
que solíamos hacer antes.
Así empezamos los cuatro a trabajar, cuando más tarde se nos unió Austin.
-¡Toma, yerno! Prueba y di como sabe- mamá le dio a probar a Austin.
-Madre... ¡delicioso!- y puso los pulgares hacia arriba en señal de aprobación.

Austin:
Estaba orgulloso de mí mismo, por primera vez en mi vida había hecho algo de provecho.
Tras acabar las conservas, Sam se fue a trabajar a la bocatería y sus padres me invitaron a la sauna donde trabajaba la madre de Sam limpiando, no es que fuera una gran cosa- claro estaba en que era una sauna barata-pero algo es algo.
-¡Cariño, estamos aquí!- anunció el hombre.
-¡Cállate! Cariño, nuestro yerno tiene la piel sensible...- la mujer me sonrió-, así que no seas muy bruto con él, ¿sí?
-¡No te preocupes!
-¡Yerno!- me llamó la madre-. Prepararé un vaso de café con leche, ¿está bien?
Después de la sauna, fui con Frankie y el padre a dar una vuelta.
-¡Hot dogs!- exclamó el pequeñajo al ver el puesto callejero.
-¡Señor, denos seis!- pidió el padre-. Dos para cada uno.
-¡Toma!- Frankie me entregó el primero-. Está bueno.
No puse muy buena cara, nunca en mi vida había comido algún tipo de comida basura.
Le di un pequeño mordisco:
-¡Por supuesto que está bueno! ¡Está muy bueno, de verdad! Puedo comer más, ¿verdad?
-¡Por supuesto, come todo lo que quieras! Todo lo que quieras, come todo lo que quieras.
Y me comí sobre 15 hot dogs.
Por la noche regresé a mi casa, estaba realmente agotado, pero a la vez feliz.

Leo:
Austin daba miedo, mucho miedo. Estaba acostumbrado al Austin con mala babilla, el que se sentaba delante de la televisión para jugar a la play. Pero en cambio, sonreía continuamente, y estaba sentado con la tv apagada.
-¿Qué le pasa a éste?- pregunté extrañado-. ¿Comió algo extraño en casa de Sam?
-Austin, ¿de verdad que pasaste el día entero en casa de Sam?- preguntó Eric.
-Tíos, ¿algunas vez habéis hecho conservas?
-¿Qué?- Eric y yo nos miramos.
-No, ¿verdad? ¿Entonces ni siquiera habéis entrado  en un baño público?
-¿De qué estás hablando?-  susurré.
-Nunca habéis comido Hot dogs en un puesto callejero, ¿verdad?-se levantó del sillón-. ¿Conocéis algo de la vida?
Y salió andando de la sala privada.
-Era mejor cuando no sabía expresarse- explicó Eric.
-Sam, da más miedo que la bruja de los cuentos- me pronuncié-. Es extraño.