sábado, 31 de julio de 2010

Capítulo 2: Tú, Yo y Ése Tío (Parte 2)

Un día nuevo amanece en la gran ciudad de Nueva York, por lo tanto un día nuevo de clases comienza en el Waldcorf Secondary School. Pero no parecía ser un día tranquilo para Samantha, ni siquiera para el F4. Los alumnos caminaban eléctricos de un lado a otro, y todos hacían lo mismo, enviarse mensajes:
"Noticia urgente. ¡Revelada la identidad de Miss T!"
"OMG! ¡Qué fuerte! No podía ser otra que ella..."

Samantha:
Entré en el colegio todavía bostezando y medio adormilada, lo peor... que todos se me quedaban mirando a menudo que iba pasando. ¿Qué? ¿Acaso no era peor estar embarazada con sólo 17 años que a recibir una estúpida tarjeta roja? Ojalá supiese quien era aquella famosa Miss T.
Cogí mis ibros en mi taquilla y caminé hasta mi clase. Cómo todos los días, los típicos grupillos se reunían para hablar o mejor dicho cuchichear. Busqué con la vista a Chelsea, pero ella todavía no había llegado. Puse mi oído en los murmullos que se escuchaban:
"Tías, no pensé que una plebeya fuese así"
"Es una del montón..."
Y de repente, todas las miradas se clavaron en mí. Me sentía realmente incómoda. Miré hacia la pizarra, estaba completamente escrita con tizas de diversos colores, pero en vez de tener fórmulas matemáticas o cualquier otra cosa ponía:
"¡Ha saber con cuántos ha estado!"  "¡Menuda zorra! ¡Que asco!"  "¡Muere Samantha Gilbert!"  "¿Quién será el padre del niño?"  "¡No al aborto!"
Tragué saliva, ¿se suponía que era yo la famosa Miss T?

Leo:
Sala privada del F4 en la escuela, todos sentados en los caros sofás tomando un café. Lo más raro... completo silencio. Me decidí a romperlo:
-¿Y éste silencio tan sepulcral? ¿Quién se ha muerto?
-100$ a que hoy la plebeya tampoco aparece - Eric le dió un sorbo al café.
-Ok!
Y ambos nos cochamos las manos. Austin habló:
-Esperad y veréis, no tardará mucho en aparecer... Esa tía no conoce sus límites.
-¿Qué putada has planeado esta vez?
Todos miramos a Jack, era cierto que casi nunca hablaba, pero lo que jamás había echo en su vida había sido soltar un mísero taco. Austin pareció ni darse cuenta:
-¿Por? ¿Tienes pensado ir a salvarla de vuelta?
-¿De qué va esto? - pregunté, Eric se encogió de hombros.
-Ayer te pasaste tres pueblos - Reprochó Jack.
-¿Desde cuánto te preocupa eso a ti? Si no vas a participar con el F4, métete en tus asuntos.
-Hacerle la vida imposible a una chica es ridículo e infantil, ¿Lo sabías? - preguntó Jack desafiando a Austin.
-¿Chica? - Austin rió-. A mi me parece un animal desobediente. Ella desafió al gran Austin y a todo el F4, debo darle una lección, ¿no te sabes las reglas?

Samantha:
Borré los encerados lo más rápido que pude, pero la pesadilla parecía querer continuar y las BGirls se me acercaron cruzando los brazos:
-¿Quieres borrarlo? ¿Para qué? - Ginger mostró su Blackberry-. No puedes borrar esto.
Puso el teléfono ante mis narices. Un mensaje: "La verdadera identidad de Miss T Ha sido confirmada, ¡es Samantha Gilbert!"
Las ignoré y me senté en mi pupitre, genial, un montón de ropa sucia se amontonaba sobre éste.
-¡Vaya! ¿No oléis algo asqueroso? - gritó Miranda-. Sólo pensar en cómo huelen esas ropas... ¡me mareo!
Toda la clase soltó una carcajada.
-Sunny, dame el perfume - dijo Ginger-. ¿Cómo podré estudiar con esta peste?
Apretó el botoncito y me roció con su perfume. Agarré aquella ropa y me puse en pie.
-No os aguanto más, ¡ya no lo aguanto más!
-¿Y qué vas a hacer? - sonrió Sunny.
-O mejor dicho, ¿qué puedes hacer? - continuó Miranda.
-Buscar al culpable de esto...
Y sin más salí de clase con las prendas en mi mano.

Austin:
El tiempo pasaba y nadie aparecía por aquella puerta. Pero de repente ungran portazo se escuchó en toda la sala. El F4 al completo miró hacia la puerta. Allí estaba ella, la lavandera, plebeya, mala hierba o cómo cada cual quiera llamarla.
-Hablando del diablo... ¿No os lo dije? Vendría a verme... - Jack miró hacia ella, yo continué hablando-. Si vienes a disculparte, ya es algo tarde.
-No pienso aguantarte más... Te lo advertí y te dió igual, esas palabras eran para tí, ¡¿lo entiendes?! - gritó enfadada.
La miré de mala gana y hablé:
-Oye mala hierba, ¿así es cómo os disculpais los plebeyos?
-¿Y entre los ricos la víctima debe pedir perdón al acosador?
Me lanzó los trapos sucios a la cara. Eric y Leo se miraron entre sí. Jack soltó una leve risita. Los lancé con fuerza al suelo y me levanté poniéndome en frente de ella.
-¿Qué? ¿Qué?
Apretó los puños y los puso delante de su cara. Fruncí el ceño, ¿estaba loca? El resto del F4 miraban expectantes la escena. Me reí:
-¿Piensas pegarme?
-Ya te lo he dicho... ¡no voy a pasarte ni una más! ¡¿Lo he dicho alto y claro?!
Dió un salto en el aire, estiró la pierna y me dió una patada en toda la cara. Caí al suelo sin poder reaccionar. Todos abrieron la boca. Me llevé la mano a la zona golpeada, dolía y mucho.
-Joder, ¡una tía que sabe kárate! - exclamó Leo maravillado-. Algún día te retaré a una buena pelea.
-No sé kárate, ¡ni siquiera sé cómo lo he hecho!
Jack sonrió. No era capaz de levantarme ni de asimilar lo ocurrido, ¿me había pegado? ¿A mí? Se colocó bien el uniforme y se acercó dando dos zancadas:
-¡¿Es que me has visto?! ¡¿Me has visto acostarme con algún tío?! Ni siquiera me han dado mi primer beso, ¡¿y vienes tú y te inventas esos chismes?!- se acercó aún más, cogió uno de los paños sucios que había en el suelo y lo puso en mi cara.
Me lo quité con fuerza, el resto del F4 se reía.
-¡Tú! - me señaló-. ¡Si sigues tocándome las narices, te juro que te mato!
Se alejó dando pasos fuertes y salió por dónde había entrado. Jack, Eric y Leo estallaron en carcajadas. Los miré con odio y callaron de repente. Esta vez se la había ganado de verdad...

*¡Os pedimos mil perdones desde el fondo de nuestra alma! Perdón por haber estado tanto tiempo si publicar...  Y muchas gracias a tod@s los que nos habéis otorgado premios durante estos días, ¡gracias, gracias! ^o^

martes, 27 de julio de 2010

Capítulo 2: Tú, Yo y Ése Tío (Parte 1)

 Cancion: Behind These Hazel Eyes - Kelly Clarkson

Samantha:
-¡Que me soltéis! ¡Socorro! - continué forcejeando, intentando escapar, pero ellos eran mucho más fuertes que yo-. ¿Qué queréis? ¡Ayuda!
-¿Estáis entrenando o algo así? - se escuchó una voz en la oscuridad del pasillo.
Los tres pararon de moverse, pero no me soltaron. Esa persona salió de la oscuridad, era él con su chándal blanco, Jack. Empecé a recobrar el aliento, y ellos se pusieron más nerviosos.
-Es que... - empezó uno de ellos.
Jack se arrodilló ante mí y acerco su cara a la mía, tanto que podía sentir su respiración golpeando mi cara.
-¿No olvidaste algún ingrediente en la receta de tortitas que me diste?
-¿Qué? - dije asustada.
-Las hice como dijiste pero... no hincharon.
-¿Pu...pusiste la levadura?
-Mm... claro... levadura... Por eso venden mezclas echas.
Miré hacia los que aún no me habían soltado. Jack me imitó, lanzándoles na mirada asesina. Continuó hablando:
-¿Qué hacéis aún aquí?
-Es que... Austin nos dijo...
-No es asunto vuestro - le cortó-. ¿A qué esperáis?
-Joder... ¡vámonos! - me soltaron y desaparecieron corriendo.
Jack también se incorporó, pero al contrario que los otros tomó una toalla y me cubrió los hombros con ella. Volvió a agacharse.
-Tienes la piel de gallina.
Se levantó otra vez y me dió la espalda para el también marcharse.
-Levadura... ahora ya lo sé- murmuró mientras caminaba-. Tendré que volver a probar.
-Jack... - se giró-. Gracias por ayudarme...
-Yo no te ayudé, simplemente odio estas situaciones tan incómodas.
Se metió las manos en los bolsillos y volvió a desaparecer en la oscuridad.

Austin:
-¿Qué? ¿Jack?- pregunté asombrado.
-Sí, apareció en ese momento...
Me estaba volviendo loco, en primer lugar aquellos tres habían interrumpido en mi casa y mi tranquilo juego de golf y en segundo lugar decían que no podían haber llevado a cabo mi nuevo plan en contra de la lavandera. Le dí un golpe a la pelota con el palo y ésta entró en el agujero, continué hablando:
-¿Quién os dijo que hicierais algo así?
-Austin... tu dijiste que la hiciéramos sufrir...
-¡Sólo dije que la asustarais hasta que admitiera su error! - grité-. Panda de inútiles.
-Lo sentimos. Es nuestra culpa- contestaron los tres a la vez.
Levanté el palo amenazante.
-¡¿Quereis que os expulse del colegio?! ¡Perderos! ¡Fuera de mi vista! - grité.
Salieron corriendo de mi casa. Era increíble, ¿cómo podían haber fallado? Me quedé callado durante un rato. Levanté la vista y me encontré a Peter, el mayordomo, y tres sirvientas.
-Peter, trae mi móvil por favor.

Samantha:
Las cinco de la tarde, la pequeña bocatería en la que trabajaba por las tardes acababa de abrir, por lo tanto casi no había gente. Selena se apoyó en la barra a mi lado.
-Sam, ¿de verdad estás bien?- preguntó algo preocupada.
-No fue para tanto... no exageres.
-¿Que no fue para tanto? Esos F4, pensé que serían más tolerantes siendo tan guapos, pero sólo son una panda de mal nacidos. Parecen una piña, los cuatro van siempre juntos, ¿no?
-No es así exactamente, uno de ellos es diferente.
-¿Cuál?
Sonreí y metí la mano en el bolsillo, de donde saqué el pañuelo de Jack. Era blanco y tenía bordadas en azul dos letras "J.A". Selena sonrió ampliamente.
-Jack Alexander, él es diferente.

Se hizo noche en la ciudad de Nueva York, la bocatería cerró y yo monté en mi bici para volver a casa a cenar. La gente caminaba apurada, sin detenerse a mirar a su alrededor, siempre igual, la misma rutina. Pero con un toque diferente, habían instalado unas enormes pantallas con publicidad y justo en ese momento salía ella, mi ídola. Mackensie, la artista del momento. Anunciaba un teléfono móvil táctil, pero ni siquiera presté atención al teléfono, solamente la miraba a ella, tan bonita, tan famosa, tan perfecta... Y una vez más salía perfecta.
Arranqué la bici de vuelta y a lo largo de la calle sólo se miraban más y más posters de Mackensie. Pero en uno de ellos un chico lo acariciaba. Detuve la bicicleta, esa silueta era... tan familiar.
-¿Jack?
El se giró, parecía avergonzado, cómo si no esperase que nadie lo encontrara allí.
-¿A ti también te gusta?- pregunté.
No dijo nada, simplemente dio un paso hacia atrás. Me reí.
-Toqueteando de ese modo las marquesinas te ensuciarás las manos.
Extendió sus manos, no me había equivocado estaban llenas de polvillo. Sonreí. Me bajé de la bicicleta y saqué unos pañuelos de la mochila. Estendió las manos para que le diese los pañuelos pero yo lo ignoré y use los pañuelos para limpiar la marquesina. Jack sonrió, me puse a su lado y ambos observábamos el poster.
-Es guapísima, ¿a que si? Parece una diosa que bajó del cielo. Rubia y de ojos azules, toda una diosa del olimpo- dije sonriendo.
-¿Diosa?
-Y no es sólo guapa de cara, también es listísma. Dona casi todo el dinero que gana como modelo a ONGs y aún por encima se licenció en Derecho Internacional en Francia.
-¿Conoces a esta mujer?
-¡Claro! ¡Soy su fan!.
-¿Su fan? - dijo Jack riendo.
-Todos esperaban que se hiciese cargo de la empresa de sus padres tras graduarse, pero yo no estaba de acuerdo. Sabía que Mackensie podía hacer algo aún más grande - miré hacia Jack-. Durante sus vacaciones escolares, se iba a África o a Afganistán.
-Parece que te has estudiado toda su vida.
-Si, bueno... Esto es sólo mi imaginación pero ojalá se case con alguien de la realeza o algún presidente, sería cómo una princesa que puede contribuir a la paz mundial o algo así.
-Solo es una modelo- dijo serio.
-¿Y? El presidente de Francia está casado con una modelo. ¿Quién sabe? Puede que algún día un presidente se enamore de ella y le pida matrimonio. Existen muchas posibilidades de que ocurra. ¿No crees?
Volvió a mirarme, y aquella cara de seria de antes cambió a una expresión de enfado.
-Cada vez que te encuentro me resultas más irritante y escandalosa.
Me dió la espalda dispuesto a irse por su camino. Me disculpé:
-Yo sólo...
-¿Qué sabrás tú? - dijo dándome la espalda-. No sabes nada de Mackensie.
Y desapereció la más rápido posible.
Me monté de vuelta en la bici y pedaleé a casa. Era tan raro... ¿había metido la pata?
Entré en casa y me senté a la mesa con mi padre y mi madre. Frankie seguía sentado delante del ordenador.
-Frankie, ¿no vienes a la mesa? Llevas todo el día sentado delante de ese cacharro - gritó mamá-. ¿Te da dinero o te alimenta? Sólo gasta electricidad y por lo tanto dinero.
Pinché con el tenedor las patatas fritas y las mojé en el huevo.
-¡Eso! ¡Las ondas te van a dejar tonto!- continuó papá.
-Puedo ganar mucho dinero gracias al ciber trabajo - contestó Frankie.
-¿Ciber qué...?
-Ciber trabajo... - repetí.
-Puede que los ricos y adinerados dominen el mundo pero para seguir delante necesitan a un viciado como yo, ¿cómo que crees que sigue adelante el Grupo Mcklaine?
-Creo que las ondas ya te han afectado al cerebro- dijo papá con la boca llena.
-No hables con la boca llena anda... - riñó mamá.
-Vaya...¿qué es esto? - Frankie clavó la vista en la pantalla-. ¡¡Supermovidón!!
-Oye - rió mamá-, tengo 40 años y jamás he oído hablar de un  supermercado con ruedas.
-Cariño, no quiso decir eso - continuó papá haciéndose el interesante-. Un supermovidón es un coche nuevo.
Puse los ojos en blanco.
-No, un supermovidón es: "la-que-se-va-a-liar-como-sea-cierto" - expliqué-. ¡Eso quiere decir!
-¡Sam! ¡Pedazo titular! Se dice que en tu colegio hay una adolescente embarzada.
Mis padres abrieron los ojos como platos, yo me atraganté con la comida y empezé a toser. ¿Adolescente embarazada? Todos nos levantamos y corrimos hacia Frankie.
-Mirad, "Miss T, que está en 1º de Bachiller en el Waldcorf Secondary School, ha sido vista varias veces entrando y saliendo del área de tocología en el Hospital Monte Sinaí"
-¡Ése es el hospital más caro de toda Nueva York! - exclamó papá.
-Miss T de 1º de bachiller, Sam esa es tu clase, ¿quién es?- dijo mamá.
-Pero, Miss T, Tanya, Tamara, Tifanny... hay tantas...
-Este mundo está echado a perder, ¿cómo puede una chica tan joven quedarse embarazada? - preguntó papá.
-¿Cómo puede ocurrir algo así en una escuela tan prestigiosa? Señor, ¿qué les pasa a los ricos para hacer cosas así?- dijo mamá horrorizada.
-¡De hecho los ricos son los más terribles y malvados!- afirmé-. No me mireis así, sabéis que es verdad..

*¡Empieza nuevo capíitulo! A ver si al final sabéis quién es "Tú", quién es "Yo" y quién es "Ése Tío". A lo mejor no es lo que pensáis a primeras :)

viernes, 23 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 8 - Final) + Adelantos del Capítulo 2

Canción: With Love - Hilary Duff

Jack:
El F4 reunido en uno de los restaurantes más lujosos de toda la ciudad. Los camareros acompañados de la cocinera nos sirvieron la comida. La cocinera, de unos 20 años, besó en la mejilla a Eric, y tras un "Bon appetite" desapareció. Leo estalló en aplausos.
-Yo, yo, yo, ¿qué pasa tío? - exclamó-. Este restaurante tiene una inmensa lista de espera, y yo llevo un mes esperando. ¿Cómo lo haces?
-Digamos que solo necesité mi encanto, una sonrisa y...- Eric hizo una pausa-, entender un poco de artes.
Todos sonreímos, Eric y sus tácticas de ligue para conseguir cualquier cosa. Yo no era así, ni jamás lo sería. Utilizar a las mujeres no estaba en mi lista de prioridades.
-¿Te bastó con sólo mirar sus manos para saber que era la chef de éste lugar? -Preguntó Austin.
-Basta con leer la Guía Michelin de restaurantes.
Reí ante el pequeño chiste de Eric.
-¡Eres la ostia, tío!- exclamó Leo.
Todos cogimos los cubiertos para empezar a degustar la deliciosa comida, pero el móvil de Austin sonó impertinentemente. Pidió disculpas y se levantó de la mesa. Se alejó unos pasos de la mesas y contestó:
-Sí, ¿va todo según lo planeado? No cometáis ni un solo error y hacedlo bien, ¿entendido?
Colgó y se volvió a sentar en la mesa.
-Comamos - Austin tomó la copa de vino y la alzó -. ¡Por el F4!
-¡Salud!

Samantha:
Bocadillo de mantequilla de cacahuete, esa era mi cena. Le dí un mordisco al bocata cuándo apareció mi madre dispuesta a arrancármelo de las manos.
-¡Mamá!¡Tengo hambre!
-¡Samantha! Las chicas de tu edad andan locas por las dietas, ¿y tú no paras de engullir?- dijo tratando de sacarme mi cena.
-Mamá, ¿te parece bien que arriesgue mi vida por tal tontería? ¿ O quieres una hija anoréxica?
-Oye, tienes que conseguir un buen cuerpo para pescar a uno de esos ricachones.
Puse los ojos en blanco.
-Cariño, no somos ricos, ni vienes de buena familia, ¡ni siquiera eres lista!
-Gracias...-respondí.
-¡No puedes tomarte esto a la ligera! ¡Dame ese bocata!
-¡No! ¡Lo que me interesa ahora es sobrevivir y no adelgazar!
-Sam, los nadadores deben estar en buena forma para llegar lejos. ¿No has visto a Pixxie Lott? ¡Mira que cuerpazo tiene! ¿Cómo puede una jovencita cómo tú no estar a la moda? ¡Dame eso de una vez!
-¡Ni hablar!
-¡Si!
Me levanté y eché a correr con el sandwich por todo el salón. Mi madre me perseguía, mientras Frankie miraba la televisión y mi padre seguía planchando el uniforme.
-Mamá, siento decirte que Pixxie Lott es una cantante - dijo Frankie sin levantar la vista del televisor-. ¡No sabes ni poner ejemplos!
-Sam - continuó papá-, ¿has lavado el uniforme?
Paré en seco, no podía contarle nada o toda mi familia se alarmaría. Mamá me quitó el bocata.
-No... ¿por?
-Nada, es que me dio la impresión de que huele a tintorería, olvídalo.

Otro día completamente nuevo empezaba, entré en los cambiadores de la piscina y me puse el bañador. Tomé las gafas de bucear y me quedé quieta en frente al espejo. ¿Gorda?. Me volví a mirar. ¿De verdad estaba gorda? No, más bien mi madre alucinaba.
Olvidé el espejo y salí a la piscina, pero algo peor me esperaba. la piscina estaba llena de basura por todas partes.
-¡Austin Jake Mcklaine! - grité con todas mis fuerzas.

Austin:
No podía parar de reírme, o apagaba la televisión a través de la cual observaba la reacción de la becada, o el show esta servido. Leo y Eric tomaban una taza de café en  nuestra sala privada en el colegio.
-Oye, ¿se puede saber que te causa tanta gracia?- preguntó Eric.
-Debe de estar cabreada como una mona- Respondí.
-¿Quién?- preguntó Leo.
-Espera, ¿hablas de la lavandera? - continuó Eric-. ¿Aún?
-¿Cuánto tiempo lleva ya en el colegio?
-Una semana, - dijo Eric con una sonrisa mientras sacaba el móvil del bolsillo-. Venga, quiero ahora los números de las amigas de tu novia.
-Es dura de pelar- dijo Eric mientras empezaba a anotar los números en el móvil de Eric.
-Cierto, es la primera persona que planta cara al F4.
-¿Qué mérito tiene?- respondí-. Eso es porque he sido demasiado blando con ella. ¿Dónde está Jack?
-Durmiendo por ahí, en cualquiera esquina- Respondió Eric.

Samantha:
Y así se me había pasado la hora libre, en vez de nadando en la piscina, recogiendo toda la porquería. Entré en los cambiadores de vuelta y me puse el uniforme.
Unos pasos se escucharon a mis espaldas, al principio hice caso omiso. Pero poco a poco se fueron haciendo mas cercanos. Me dí la vuelta y tres chicos con el uniforme escolar se acercaban poco a poco a mí. Se abalanzaron y me agarraron entre los tres.
-¡Dejadme! - grité intentando safarme de sus garras-. ¡Parad! ¡Yo no os he echo nada!
Pero ellos parecían no escucharme, cada vez me agarraban con mas fuerza y yo forcejeaba más.
-¡Socorro!
-No grites, nadie te va ayudar.
Contestó uno de ellos con una sonrisa malévola y fría.

 Adelantos Capítulo 2 "Tú, Yo y Ése Tío"
xxx: ¿Es usted la señorita Samantha Gilbert? Tenemos órdenes de llevarla con nosotros.
Sam: ¿Qué? ¡Soltadme! ¡Esto es un secuestro!

Jack: ¿Qué putada le has preparado ésta vez?
Austin: ¿Por qué? Si no vas a ayudar al resto del F4 ya puedes largarte.

Frankie: Escuchad, ¡una chica embarazada en el Waldcorf Secondary School!
Sam: ¡¿Cómo?!

Jack: ¿Conoces a ésta mujer?
Sam: Claro, ella es Mackensie la famosa modelo, ¡soy su fan!

Austin: Soy guapo, alto, inteligente y estoy forrado de dinero, ¿cómo puedes odiarme?

Eric: Para el F4, Mackensie es como una hermana.
Leo: Pero para Jack es su madre, amiga y primer amor.

Mackensie: Austin no es tan mala persona, se comporta así porque está solo.
Sam: ¿Solo? ¡Venga ya...!

Mackensie: Un caballero no ignoraría a una bella dama, ve a bailar con Sam.

Austin: En realidad, te gusta encontrarme por aquí, ¿verdad?
Sam: Estaba la mar de contenta, ¡hasta que tu apareciste!

*¡Comentad por favor! Entrada arreglada :)
Ahora deciros que cómo algunas personas han preguntado por la serie que estamos adaptando me he tomado la molestia de crear un blog dónde hemos subido la serie y tóda la información posible: fotos, música, descargas... Podéis visitar la web AQUI ¡Esta es la última parte del cap 1!

miércoles, 21 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 7)

Canción: Say Ok (Castillo Remix) - Vanessa Hudgens


Samantha:
Nuevo día en el Infierno Secondary School. Caminaba despreocupada hacia mi taquilla pero algo me ponía nerviosa, todos los alumnos me miraban con expectación. Los ignoré y abrí la taquilla. Allí estaba, una tarjeta roja con una calavera dibujada en dorado y debajo escrito F4.
-¡Ha aparecido otra vez! ¡Una tarjeta roja del F4! - empezaron a gritar unos-. Le ha caído a Samantha Gilbert, ¡la becada!
Y todos empezaron a revolucionarse. Miré de vuelta la tarjeta, ¿que era, un partido de fútbol? La arranqué de dónde estaba pegada y la tiré al suelo, pisándola con el pie.
Al entrar en el clases, el bullicio desapareció, dando paso a un incómodo silencio. Estos niños... me ponían de los nervios. Caminé a mi pupitre, pero mi sorpresa fue mayor al descubrir que no estaba en su sitio. Las BGirls se me acercaron.
-Hello Crazy! - exclamó Ginger-. Parece que tu pupitre no está, se ha fugado.
-¿Cómo podría una plebeya estudiar con nosotros?- siguió Miranda.
-¿Por qué viniste, idiota? - Sunny me empujó.
-Eh, ¡mi libro! - dije señalando al suelo.
Me acerqué poco a poco a mi libro, ¿pero qué...? Estaba completamente pintado. Estiré mi mano para cogerlo pero éste se movió. Era cómo si alguien tuviera ganas de tocarme la moral y estuviera moviendo el libro con un cordel transparente. No me rendí, pero continué intentándolo.
Recorrí medio patio, subí montones de escaleras, pero el libro seguía moviéndose. De repente paró, no me podía creer lo que estaba viendo. Mi pupitre en medio del pasillo y completamente escrito. Me acerqué poco a poco, pero un montón de alumnos aparecieron arremolinándose a mi alrededor.
-¿Quién ha sido?- pregunté-. Si tenéis algo que decir, éste es el momento.
Y respondieron, lanzándome huevos y harina. Todos reían de mi desgracia. Entonces, como un ligero flashback las palabras de mi padre aparecieron en mi mente: " Escucha Sam, ten mucho cuidado al sentarte para no arrugar este uniforme y procura no mancharte." "Este uniforme es de mi hija, ¡no me duele el brazo al plancharlo!"
Tenía ganas de llorar, no por la humillación sufrida, sino por haberle fallado a mi padre.
-Seguid, ¿esto es todo? ¡venga! - grité.
Ellos ni cortos ni perezosos siguieron lanzando harina y huevos. Entonces dos chicos hablaron:
-Ey, ey, que alguien traiga aceite.
-¿Para qué, tío?
-¡Pódemos freir a la lavandera y tendríamos tortita abucheada!
Todos los presentes rieron. Levanté mi vista y me encontré con Chelsea, que observaba desde una esquina la escena. Al momento se ruborizó y escapó, dejándome sola y sin ayuda, cómo el día anterior yo la había ayudado.


Austin:
 Sentado en la sala privada del F4 en la escuela, observava desde la televisión plasma la humillación que estaba sufriendo la lavandera. Leo y Eric estaban sentados a mi lado, haciendo lo mismo.
-¿No ha terminado ya?- preguntó Eric.
-¿Cómo que terminado?- exclamé-. Hasta que esa niñata no venga aquí y se arrodille ante mí suplicando mi perdón, esto no habrá terminado- miré a la pantalla de vuelta-. ¿Quien dijo que despertaras al gatito dormido?
-¿No era león dormido?- me corrigió Leo.
-Apuesto a que no durará ni una semana- dijo Eric.
-¿Una semana? Yo digo tres días, ¿apostamos?- siguió Leo-. Si gano la apuesta, me das una vasija de las tuyas, mi novia es fan de "la cerámica de Eric Wallingon"
-Si ni siquiera sabes diferenciar un vaso de cristal de uno de cerámica. Pero si yo gano me das el número de todas y cada una de las amigas de tu novia, ¿ok?
Se dieron un apretón de manos.
-Callaos ya - los corté-. Ya vereis ahora es cuándo aparecerá por esa puerta- me recosté en el sillón mirando hacia la entrada-. Ahí va, 5, 4, 3,2,1... ¡tachán!
Pero no apareció nadie. Eric y Leo rieron. Di una palmada.
-¡Claro! He ido demasiado rápido, ¡tiene que sacarse toda esa mierda de encima! Va de vuelta - señalé la puerta-. 5... 4... 3... 2... 1...
Y de vuelta, vacío. Me recosté en el sillón frustrado, ¿quién se creía que era es idiota para no aparecer? saqué el móvil de mi bolsillo y llamé a los imbéciles a los que había encargado ponerle la tarjeta roja.
-¿Qué hacéis? ¿Lo hicisteis bien? Entonces, ¿por qué no aparece? ¡¿Dónde coño se ha metido?!- grité al teléfono.


Samantha:
-¿Abandonar? - grité una vez había llegado a la azotea de la escuela-. ¡Y un cuerno! Soy Samantha Gilbert, ¿pensáis que vais a acabar conmigo tan facilmente?
Se había metido con la persona equivocada. Si tenía claro una cosa, es que toda esa gente jamás las había pasado canutas. Ni jamás habían intentado nadar una bañera, por no tener otro sitio en el que poder realizar su deporte favorito.
Me miré el uniforme, estaba completamente manchado de harina y huevos.
-Aish, estos niños ricos no valoran nada... No saben que la harina es oro en polvo, ¿cuántas tortitas se podrían haber echo con todo lo que desperdiciaron en mí?
Y una vez más, en aquella azotea se escuchó un bostezo. Me giré rápidamente.
-Oh no...- susurré-. ¿Quién anda ahí?
Apareció, primero su cabellera cobre y luego él, Jack.
-Siempre que te veo estás armando jaleo- se colocó en frente mía-.¿Sabes cómo hacer tortitas?
-¿Eh? ¿Tortitas? - asintió-. Claro... Mezclas harina, leche, huevos y azúcar, lo bates y lo fríes.
-Parece fácil...
Me miró de arriba a bajo y se acercó a mi cara. Sacó un pañuelo del bolsillo de su cazadora blanca y empezó a limpiar mi uniforme suavemente. No me lo podía creer, ¿un miembro del F4 me estaba ayudando?
Luego tomó mi mano y me entregó el pañuelo. Empezó a caminar hacia la salida. Lo interrumpí.
-¡Tu pañuelo!
- Quédatelo, no lo necesito.
-Te lo devolveré la próxima vez.
-No habrá una próxima vez, porque no volveré- contestó secamente-. Aqui ya no hay calma, gracias a cierta persona.
Y se fue.
Unos minutos después baje de la azotea a las casillas, para tomar mi mochila y volver a casa. Al abrirla me topé con una sorpresa, no era otra estúpida tarjeta roja, sino un peluche de una ovejita, una nota y un chándal del colegio. Leí la nota:
"Lo siento, Sam. Perdona auna cobarde como yo, por favor. Acepta mis regalos de disculpas. Chelsea"
Sonreí, acaricié el peluche, ¡era tan mono! Tomé todos los regalos y mi mochila. Pero antes de abandonar la escuela, me cambié de ropa, usando el chándal y guardando el sucio uniforme.
Algo me preocupaba aún más, ¿llegar a casa con la ropa echa un despilfarro  y decepcionar a papá? ¡Ni hablar! Así que antes de llegar a casa, me acerqué a una tintorería.
-El precio será de 50$ - dijo el hombre tras examinar el uniforme.
Reí.
-Oiga, que sé un poquito de este negocio, el precio de eso son 25$ - dije regateando.
-Para empezar, los uniformes son caros, y mira cómo está, ¡echo un desastre! Mira niña, sino te gusta pues arreando, tienes la tintorería Gilbert ahí al lado, ellos seguro te cobran los 25$.
¿Ir a mi tintorería? ¡Jamás!
-Venga, no sea así señor, ¿30$? Por favor...
-Bueno, 40$ y no bajo más.



viernes, 16 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 6)

Canción: Scandalous - Mis Teeq


Samantha:
De hoy no pasaría, lo tenía seguro. Hoy sería el gran día en el que pondría al F4 de las narices en su lugar.
Entre en el colegio todavía bostezando, cuando me crucé con las BGirls, que me enseñaron la lengua. Y a continuación gritos por todas partes:
-¡El F4! ¡Ya llegan! – gritaban unos.
-¡¿Dónde!? – respondían otros.
Y al igual que el día anterior, todos corrieron hacia la entrada. Ellos otra vez entraron con la cabeza bien alta y una vez más sin el uniforme escolar, ¿acaso podían hacer lo que les diera la real gana? Todos los alumnos hicieron un pasillo a medida que ellos iban pasando, pero fueron interrumpidos. Una chica con una tarta en las manos se puso delante de Austin. Él la miró con desprecio, pero la joven le tendió la tarta y dijo:
-Austin, hice esta tarta para ti. Acéptalo, por favor.
Todos miraban expectantes la escena, en serio, ¿tan excepcional era regalar algo?
Austin se encogió de hombros y tomó la tarta con sus manos. Todos los presentes abrieron los ojos como platos. La chica sonrió feliz. Austin miró la tarta y sin pensárselo dos veces le estampo la tarta en la cara a la joven. ¿Cómo podía ser tan mal agradecido? Todos rieron, menos la chica que empezó a llorar.
-Austin no come ningún pastel al menos de que lo haga su pastelero personal- dijo Ginger a modo de desprecio hacia la joven.
Austin miró hacia Ginger, se acercó a ella y le arrancó un pañuelo que llevaba a modo de adorno. Se limpió las manos y tiró el pañuelo al suelo. Las tres estúpidas se lanzaron a por el pañuelo peleándose por el.
El F4 continuó su marcha, y por suerte o desgracia, se acercaron hacia dónde yo estaba.
-Y tú, ¿qué? – preguntó Austin-. ¿Tienes algo que decir?
Tomé aire.
-Pues sí, de hecho sí. Y mucho – le señalé con el dedo-. ¡Tú! ¿No tienes ni la más mínima educación para tratar a la gente? No esperaba ni un poco de modestia de alguien como tú, pero al menos podías ser algo más amable. O… ¿tanto te cuesta pensar en la sinceridad de la persona que lo hizo y aceptarlo? ¿Qué harás si ella dice que va a saltar de la azotea? ¡¿Eh, cabrón?!
Parece un buen discurso, ¿verdad? Pero eso no fue lo que realmente ocurrió, más bien fue esto:
-Y tú, ¿qué? – Preguntó Austin-. ¿Tienes algo que decir?
Jack, Eric y Leo me miraban fijamente esperando mi respuesta.
-Pues… no.
Austin miró hacia otro lado y emprendió de nuevo su paso seguido por el F4. Todos pasaron antes mis narices sin atreverse a mirarme a los ojos. Menos uno, Jack, que se paró, me miró dulcemente a los ojos y sonrió.

Horas más tarde estaba nadando en la gran piscina del colegio. Era enorme y muy bien cuidada. Y lo mejor es que estaba yo sola, perfecto para pensar. Pensar… ¿cómo podía haber sido tan cobarde? Había tenido la ocasión perfecta para decirle un par de cosas al F4 y no me había atrevido. Me acerqué al borde de la piscina y una mano apareció invitándome a salir. Era ella, Chelsea, la única persona que parecía tener sentimientos en aquel lugar. Le tomé de la mano y me ayudó a salir.
-¿Por qué nadas así? Te agotarás – dijo.
-Estaba castigándome
-¿Por? ¿Qué has hecho mal?
-Castigando a una chica valiente que ha sido muy cobarde- respondí.
-¿Ahora ya te sientes mejor? – preguntó con una enorme sonrisa.
-Sí – me reí -. Las únicas razones por las que asisto a esta escuela están aquí.
-¿Cuáles son?
-Pues…esta piscina y… - dije haciéndome de rogar-. Una chica llamada Chelsea.
Ambas reímos.
-Entonces, ¿dejarás que Chelsea te invite a un helado?
-Claro.
Me cambié rápidamente y Chelsea me llevó a la cafetería de la escuela para comprar los helados. Después ambas salimos al patio a tomarnos nuestros helados. Reíamos y hablábamos, pero Chelsea tropezó y cayó de bruces al suelo, derramando todo su helado sobre el zapato de alguien…

Austin:
El F4 nos quedamos quietos, miré hacia abajo y pude ver mi zapato manchado de helado. La chica que me lo había manchado se incorporó rápidamente. Me miró y su cara se puso completamente blanca.
-Austin… yo, lo siento mucho… - dijo con la cabeza agachada.
-¿Qué lo sientes? – repetí-. Claro, si todo se arreglara con un “lo siento”… Entonces, ¿por que hay leyes y policías en el mundo?
-Ha sido un accidente… Te compraré exactamente los mismos zapatos, ¡lo juro!
-Oye, ¿tienes más dinero que yo? Y aunque así fuera, no podrías. Estos zapatos los fabricó un artesano de Florencia, ¿cómo vas a comprarme los mismos inmediatamente?
-Disculpa…Entonces haré lo que sea.
-¿Lo que sea?
-Sí.
-De acuerdo- eché la punta del zapato hacia delante-. Lámelo.
Eric y Leo rieron a la vez. Jack apartó la vista de la escena.
-¿Perdón?
-Te he dicho que lo lamas, ¿estás sorda?
-Austin… - dijo con los ojos llenos de lágrimas.
-Dijiste que harías lo que sea, lámelos.
-¿No te estás pasando? – gritó una chica.
Miré hacia la otra, justo la de la mañana. La que no tenía nada que decir.
-Eh, ¿lo ha hecho a propósito? – me preguntó desafiante -. Ya se ha disculpado, ¿no te llega?
Reí.
-¿Quién coño eres tú?- pregunté-. Oye estúpida, supongo que eres nueva por aquí. Ten cuidadito con lo que dices. No sabes a quién te diriges.
Leo se acercó a mi oreja y me susurró:
-Ella es la famosa chica maravilla.
-¿Ah sí? – dije riéndome -. ¿Así que eres la maravillosa mierda de la que tanto hablan? Te seré sincero, cuándo escuché lo de Mujer Maravilla, me imaginé a una tía buena de tetas grandes y… - la miré de arriba abajo-. Menuda decepción.
-Pues me alegra decepcionarte – me respondió.
-¿Es tu forma de divertirte? ¿Metiéndote en los asuntos del F4?
-Porque es mi amiga. Claro, supongo que en el diccionario de los ricos no aparece la palabra “amistad”, ¿verdad?
-¿Amistad? Pues comprobemos ese poder de la amistad - clavé mí vista en ella-. Lámelo tú.
-¿Cómo dices?
-Si lo haces olvidaré lo ocurrido Si no lo haces… - reí.

Samantha:
Me quedé desconcertada, ¿hacer qué? Miré hacia Chelsea, la pobre tenía la vista en el suelo y lágrimas en los ojos.
Suspiré y me agaché poco a poco. Una sonrisa de ganador empezaba a dibujarse en el rostro de Austin. Eric y Leo reían. Pero en cambio Jack me miraba con la decepción escrita en sus ojos. Me incorporé rápidamente y le estampé el helado en la cara a Austin, éste no tuvo tiempo de reaccionar y cayó al suelo. Eric, Leo y Jack me miraron alucinando.
-¡¿Qué haces, estúpida?! – gritó Austin sin poder levantarse.
-¿Hablabas de dinero? – le dije-. ¿Ganaste tú todo ese dinero que tienes? Oh, ¿cómo era lo otro? ¿Qué me divierte meter las narices en los asuntos del F4?- reí-. Lo que me divierte es no dejar que los que viven a cuenta de sus padres vayan de rositas, ¡¿lo pillas!?
Metí la mano en el bolsillo y saqué una tarjeta de la tintorería. Jack me miró sonriendo.
-Nosotros cobramos 25$, pero otras tintorerías son más caras. Si la mancha no se va, no dudes en llamarnos- me acerqué a Austin y pegué la tarjeta en sus frente. Me di la vuelta, tomé a Chelsea del brazo y desaparecimos ante la mirada de Austin que seguía en el suelo y el resto del F4.

Eric:
Eran las 6 de la tarde y el F4 al completo nos encontrábamos en la gran mansión de Austin, concretamente en la sala de los videojuegos, el mejor lugar de toda la casa.
Jack jugaba solo a las cartas. Leo y yo, con el Guitar Hero. Y Austin en la diana muy enfadado.
-Y a este, ¿Qué le pasa?- pregunté a Leo.
-Creo que lo de hoy le ha afectado demasiado. Lleva así toda la tarde.
-Vuelvo ahora.
Abandoné la partida con Leo y me acerqué a Austin. Puse mi mano en su hombro.
-¿Qué te pasa, tío? Alegra esa cara.
-No me toques – dijo apartando mi mano de su hombro-. ¿No ves que estoy pensando? Samantha Gilbert, becada, lavandera… parece un asqueroso hierbajo, o lo que quiera que sea. Estoy pensando en como machacarla.
Lanzó con fuerza un dardo a la diana.
-Ya… ¿por qué le das tantas vueltas? Haz lo que el F4 hace siempre- sonreí-. Tarjeta roja.
Austin me miró y sonrió. Me agarró del cuello y empezó a despeinarme.
-Capullo, eres demasiado listo- añadió entre risas.
Me solté. Austin miró hacia la diana, aún no me había fijado, pero en el centro estaba pegada la tarjeta que esa tal Samantha le había pegado en la frente.
Lanzó otra vez el dardo, dando esta vez en el centro de la diana.
-Tintorería Gilbert, estáis muertos.

*Disculpad la tardanza!! Esperamos compesaros con este capítulo tan largo!! Ojalá os guste ^^

lunes, 12 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 5)


Samantha:
Después de una mañana intensa de clases y por fortuna, si volverme a topar con alguno de los F4 después del incidente con Jack, llegó la hora de la comida. Me dirigí al gran comedor y me senté en una de las pocas mesas que quedaban vacías. Saqué de la mochila un Tupper Ware, ¡Mm! ¡Ensalada de pasta! Mi estómago rugía, y sin pensármelo dos veces me lancé a la comida que mi madre me había preparado.
-Oh...My...God! -Levanté la vista y me encontré a las Burras... perdón, BGirls, mirándome fijamente.
-¿Qué...?
-Duh! ¿Como te puedes comer eso? -Miranda señaló mi comida con cara de asco.
-Supongo que cuando no te puedes permitir pagar un menú de 500 dólares, comes lo que tu madre te prepara y envía en un tupper.
-Wow! Se necesita mucho estómago para tragar eso -añadió Ginger-. Don't Worry! Te ayudaremos a que resulte menos asqueroso, ¿Sunny?
-Here you are Ginger -le entregó un botecito de colonia, Ginger ni corta ni perezosa, roció la colonia sobre mí y mi comida-. Ya esta, see you plebeya!
-Y una cosita, horrible shoes! -añadió Miranda.
-OMG! Es... es... ¡el F4! -gritó Sunny.
Todos los alumnos allí presentes miraron hacia la entrada, y era verdad, el F4 se acercaba caminando como si fueran Dioses en el Olimpo. Todos corrieron hacia ellos excepto yo que no tenía pensado mover un dedo por aquellos cuatro mal nacidos.
Cada minuto que pasaba en ese lugar, una cosa me quedaba más que clara: "Los ricos... tienen serrín en el cerebro"
-¿Puedo sentarme contigo? -miré al frente y una chica me sonreía dulcemente.
-Claro -se sentó con elegancia-. Aam... Soy Samantha Gilbert, llámame Sam.
-¿Chica maravilla? -ambas reímos-. Yo soy Chelsea, Chelsea Smith, encantada.

-¿Saben ustedes quién fue una de mis novias? Onno, Yoko Onno. Sí,sí, ya sé lo que piensan, ¿no es la viuda de John Lennon? Pues... sí, y rompió conmigo por su culpa.
Dejé de colocar los platos y me acerqué a mi jefe. Él y su costumbre de contarle "su vida" a los clientes. Esta vez le había tocado a un matrimonio de unos 40 años que lo miraban asustados.
-¡Qué gracioso Mike! -dije al llegar a la mesa-. Les ruego que nos disculpen... -le propiné un codazo y le susurré-. Déjalos comer en paz...
-Vale, vale ya los dejo -se dirigió al desdichado matrimonio-. Pero ni una palabra a la prensa rosa de esto, ¿vale?
Regresé a mi tarea y Selena se puso a ayudarme.
-Entonces... ¿tan horrible es el F4? -preguntó-. Jo, con lo educados, guapos y buenas personas que parecen en la televisión. Menuda decepción.
-Selena, ¿por casualidad sabes a que viene lo de F4?
-Algo estuve buscando por Internet, según ponía son las siglas de "Flower 4".
-¿Cuatro flores? Vaya, que originales son... Yo pensé que hacían referecia a "Fly 4", cuatro moscas.
-Venga, no seas tan cruel -rió-. Es un nombre con filosofía, ellos son como cuatro flores, perfectas, puras y delicadas. No me digas que no parecen cuatro flores con lo guapos que son.
-Una cosa es que lo parezcan y otra totalmente distinta que lo sean...
-Y... ¿ya tienes amigos?
-¿Celosa? -ambas reímos-. Pues sí, es una chica muy agradable, se llama Chelsea. Si no fuera porque habla, diría que es una muñequita de porcelana. ¡Es tan guapa!
-Me alegro, eso es bueno, que te traten bien -la expresión de mi cara cambió-. ¿Se meten contigo?
-Sí... pero no pasa nada, seré invisible lo que resta de curso.
-¡¿Que!? ¿Invisible? Hey, chica rara, ¡devuélveme a mi amiga! ¿Donde está la Sam que me defendía de los matones en la escuela?
-Selena, no voy a meterme en problemas, mis padres están muy contentos y... no sería conveniente que me expulsaran.
-Bueno, ¿al menos puedo saber quienes son?
-BGirls...
Selena se echó a reír sonoramente, todos las personas allí presentes nos observaron.
-Lo siento... -me miró-. Menudo nombre más ridículo
-I Know it! -dije imitando el acento fresa de las BGirls.

-¡Estate quieta! -me gritó mi madre mientras colocaba unas rodajas de pepinillo en mi cara- ¡No te los comas!
-Aaay... ¡mamá! ¿Por qué me pones esto en la cara? -me quejé.
-Hija, tener la piel bonita es la clave para que un hombre se fije en ti. ¿Y si un chico de tu escuela se enamora de ti? -solté una carcajada-. ¡No te rías! Además, no sabes lo que luché para que tu padre no echara el pepinillo en la ensalada.
-¡Sería mas lógico! -me incorporé bruscamente y me comí los pepinillos-. Además, ¿qué estúpido se va a fijar en la chica becada?
Mamá me puso cara de "esta-niña-es-imposible", yo la ignoré y clavé mi atención en papá, que planchaba mi uniforme con esmero y una gran sonrisa en su cara.
-Papá, luego te dolerá el hombro.
-No te preocupes, nunca me dolerá el brazo por mi hija -me sonrió-. ¡Jamás había tocado una tela tan buena y cara! Gente como nosotros no lleva este tejido ni... ¡ni en las bodas! Escucha Sam, ten mucho cuidado al sentarte para no arrugarlo y procura no mancharte.
-¿Me dejas la chaqueta de tu uniforme para el domingo? -dijo Frankie agarrando la prenda, mamá le propinó una cachetada en el cogote-. ¡Auch! ¡Mamá!
-Eso te pasa por arrugar lo que tu padre acaba de planchar.
Los dejé a los tres adorando el dichoso uniforme y fui al baño a lavarme los dientes. Miré mi reflejo en el espejo del baño y hablando sola dije:
-La valiente Samantha Gilbert aún no ha muerto, aunque la gente termine odiándome o lo que sea al menos viviré diciendo lo que me dé la gana. ¡F4, a partir de mañana estáis muertos!

*Campeoones! Campeoones! oé, oé, oé. Espero que todos los lectores de este blog os sintaís campeones, aunque no seais de España :)  Seguid comentando por favoor!!

jueves, 8 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 4)

Canción: Not Alone - Linkin' Park


Samantha:
-Oh My God! -Dijo la del medio-. No me puedo creer lo que estoy escuchando.
-Y vosotras... ¿quién sois? -pregunté.
-¿Nosotras? -Rieron-. Cierto, aún no nos hemos presentado. Yo soy Ginger.
-Sunny.
-Miranda -dijeron una a una haciendo poses de modelo-. ¡Y somos las BGirls!
Se cruzaron de brazos y me miraron. Ginger continuó:
-Como iba diciendo, ¿a qué viene eso de malditos bastardos, eh? Espero que no fuera dirigido a nuestro querido F4, porque si te metes con ellos te metes con todo el colegio.
-¿F... qué? -Pregunté-. Oh, entonces esos cuatro que acaban de pasar era el infame F4.
Las tres abrieron la boca.
-¿Infame has dicho? -Dijo Sunny-. Será famoso. Si no vigilas tu lengua estarás en serios problemas.
Miranda dio unos pasos acercándose a mí y empezó a sobar mi chaqueta.
-Así que tú eres la lavandera...
-No, es una tintorería. ¿Y qué?
-Nada, sólo es emocionante; nunca había visto a una lavandera tan de cerca. Es fascinante.
Reí sarcásticamente.
-Pues mira todo lo que quieras, no voy a cobrarte -le respondí.
-Como es tu primer día y eres una plebeya, te lo dejaré pasar -dijo Ginger-. ¡Y eso que estabas hablando mal de nuestros príncipes, el F4!
-¿Y qué?¿No puedo? -Respondí-. ¿Tan geniales son? Venga ya...
-¡Oye lavandera! ¿Nunca has oído hablar del increíble F4? -Me gritó Miranda.
-Pues no, ni me interesan.
Las tres chasquearon la lengua a la vez que negaban con el dedo.
-Chicas, vámonos -dijo Ginger.

-¿Qué haces? -Pregunté acercándome a Frankie.
Él estaba sentado delante del ordenador, como siempre, y yo acababa de llegar de un agotador primer día de clase. Tomé una silla y me senté a su lado.
-Busco información sobre el F4, ya que mi queridísima hermana está en su escuela.
-¿Queridísima? ¿Se puede saber en que lío te has metido?
-Ninguno, por ahora...
Entró en Google y escribió "F4". El primero en aparecer fue el chico de pelo caoba, Leo.
-Veamos que pone aquí -Frankie clickó en el enlance-. Leonardo Corleone, más conocido como Leo, es el hijo del dueño de Construcciones Corleone, su familia tiene muchas posesiones, e incluso son dueños de las Islas Bahamas.
-Pero Corleone, ¿no es el apellido de El Padrino? Vito Corleone o algo así...
-Exacto, al parecer es descendiente de el gran Padrino, el mafio más mafioso de toda Italia, digamos que la familia de Leo representa a la mayor mafia estadounidense.
-Qué miedo, ¿no?
-Aún así conservan un montón de prostíbulos de lujo y clubs de alterne por todo el país -clickó en otro enlace-. Siguiente, Eric Wallington.
-Oh, ese tiene una cara de chulo...
-Sí, sí, lo que tú digas. A ver, Eric fue elegido por la UNESCO niño prodigio de la cerámica con tan sólo 16 años. Muchas leyendas urbanas dicen que sus manos valen una millonada, con razón es el mejor creando obras de arte con cerámica.
-Bueno... al menos un miembro hace algo...
-Pues, no te creas que todos los genios son pobres, los tesoros nacionales que salen en los libros de texto y los museos de arte más grandes de USA e Inglaterra son patrimonio del abuelo de Eric.
-¿El Museo Metropolitano de Arte es de Eric? Joder, ¿cuánto valdrá todo eso? -Pregunté flipando en colores.
-Más de lo que jamás podrás imaginar.
Cambió de página web y un montón de fotos del ex-presidente aparecieron en la pantalla. Y en todas salía un niño pequeño, muy mono por cierto.
-Hey, ese es el ex-presidente. ¿Qué pinta entre el F4? -exclamé.
-Es que el niño que sale sentado en su regazo es Jack Alexander, del F4 -Frankie siguió leyendo-. Aquí pone que sus padres murieron cuando él tenía cinco años en un accidente automovilístico, sólo se salvó él.
-Pobre, quedarse huérfano tan joven...
Otra foto apareció, el niño había desaparecido, dando paso a un adolescente y no uno cualquiera, sino el chico del violín.
-El centro de arte más famoso de Nueva York, es propiedad del su abuelo, el ex-presidente Michael Alexander, además de eso tienen un equipo de fútbol europeo y otro nacional. A éste sí que lo envidio...
De repente sentí pena por Jack, ¿de que valía tanto dinero si estaba solo en el mundo?
-Ahora Sam, redoble de tambores porque llega el más importante, el mejor, ¡el líder del F4!
Una vez más cambió de página y la cara de Austin apareció en grande. Puse mala cara.
-¿No dicen que el burro va delante para que no se espante? -dije con desgana.
-¿Ya sabes quién es este, verdad? ¡Austin Jake Mcklaine! -dijo emocionado-. Si eres de USA, sólo con tres años ya sabes quién es, el heredero del Grupo Mcklaine, es el que más poder tiene de los cuatro, con razón es el gran líder -Frankie sonrió de oreja a oreja.
-Pero, ¿eso es el F4? -pregunté, mi hermano asintió-. ¡Es increíble!

Segundo día de clase. Lo haría. Sí, le plantaría cara a aquellos cuatro malditos. Aún no sabía cómo, ni siquiera cuándo. Pero lo haría. Lo que sí hice fue subir a la azotea del colegio, allí no había nadie, por lo tanto podría soltar toda mi rabia. Y así lo hice, gritando al vacío.
-¡Ostin Jake Mcklaine! ¡Maldito egocéntrico! ¡Te pareces más a una oveja que a un verdadero líder! -Tomé aire-. ¡F4! ¡Sois como moscas! ¡Cuatro asquerosas moscas al rededor de la mierda! ¡No sabéis la tremenda suerte que tenéis al haber nacido en buena cuna! Oh, ¡y alguien como tú Ostin, tan mal educado y engreído ¿puede ser el heredero de algo tan importante como el Grupo Mcklaine?, eres una vergüenza para el país! Te lo advierto, ni se te ocurra cruzarte en mi camino, ¿eh?, porque el día que te vea superior a mí, ¡juro que ese día me tiro de la azotea! ¡Aaaaah!
Un bostezo se escuchó muy cerca de mí, quizá demasiado cerca. Me llevé la mano a la boca, ¿me estaba escuchando alguien? Temblorosa me volví poco a poco, unos pies se asomaban y a continuación, esa persona se levantó y se acercó a mí bostezando. ¿Quién era? El chico del violín, Jack, o quizás aún peor, miembro del F4.
-Eres muy escandalosa -dijo mientras se acercaba-. No puedo dormir con este ruido.
-Lo siento, yo... pensé que no había nadie -me disculpé.
-¿Va en serio?
-¿Eh?
-Sí, lo de tirarte de la azotea.
-Bueno, referente a eso... -tartamudeé-. ¿Lo has oído todo?
-¿El qué?
-Lo que he dicho, más bien gritado a los cuatro vientos...
-¿Lo de la oveja? ¿La parte de las moscas?
Se giró y echó a andar hacia la puerta. Yo me llevé la mano a la frente. Genial, una parte del F4 sabía todo lo que pensaba de ellos. Estaba claro, en menos de 24 horas acabaría como aquel chico al que había salvado.
-Ah sí... -Jack me volvió a mirar-. Es Austin, no Ostin. Si lo vas a odiar al menos deberías saber bien su nombre, ¿no?
Y se fue. Me apoyé contra una pared y me di cabezazos. Tonta, boba, ¿cómo podía ser tan estúpida? Mi propia pesadilla había comenzado.


*Espero que os guste a todos la entrada de hoy, ya se van poniendo las cosas mas interesantes, ¿no? Ahora que uno del temido F4 lo sabe todo...
Muchas gracias por todos vuestros comentarios!! ya sabeis, cuánto mas comenteis, más rápido subimos :D
Y otra cosa, Viva España! Ganaremos el mundiaal!!

lunes, 5 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 3)

 Canción:  We weren't Born to Follow - Bon Jovi

Samantha:
Esto era oficial, mi orgullo se había esfumado. Mi padre conducía en la vieja furgoneta de la tintorería con una sonrisa de lado a lado y yo... cruzada de brazos y enfadada. Entramos por un gran portalón en el que había un enorme cartel con "Waldcorf School" escrito en grande y debajo en letras mas pequeñas "Waldcorf Parbulario, Waldcorf Primary School, Waldcorf Secondary School y Waldcorf University". sabía que el Grupo Mcklaine tenía un imperio enorme, pero esto era demasiado... Además los coches que por allí circulaban eran increíbles: Ferraris, Lamborghinis, BMWs. Ese tipo de coches que una persona normal sólo podría ver en su televisión.
-Genial, hemos llegado -dijo mi padre tras aparcar-. ¡Espera no te muevas!
-¿Ah?
Papá salió rápidamente del coche y se acercó a mi puerta, abriéndola como si fuese mi chófer.
-Oye, que no ha...
-¡Calla y baja! -Me ordenó-. ¡Pero mira que guapa está mi niña con el uniforme!
Algunos de los alumnos que pasaban por allí en ese instante empezaron a reírse, no sé si lo hacían por "mi coche" o por el comentario que mi padre había gritado a los cuatro vientos, pero me moría de vergüenza.
Me alejé unos pasos del coche y papá cerró con todas sus fuerzas la puerta de la furgoneta, lo que hizo saltar la particular música que tenía.
"Tintorería Gilbert, ¡¡lava tu ropa al mejor precio!!"
Me llevé una mano a la frente a la vez que deseaba que la tierra me tragara. Ahora sí que todos me miraban... estupendo, buena manera de empezar en un lugar. ¿Por qué no gritar chica nueva y becada?
-Papá, ya nos veremos en casa... -y salí corriendo.
Cuando perdí completamente de vista a mi padre y la gente que pasaba por allí, dejé de correr. Saqué el papel de las clases de mi bolsillo y miré todo mi alrededor. Era un campus enorme, con el césped perfectamente cortado y muchos alumnos hablando y riendo. Todos parecían tan perfectos. En ese instante tres chicos pasaron hablando animadamente:
-Hey, tíos, ¿habéis visto mi nueva camisa? Está importada de París, ¡me costó un pastón! -Dijo el del medio-. ¿Sabéis lo mejor de todo? Sólo existen dos en todo USA.
-¿Y la otra dónde está?
-La otra la tiene Austin Jake Mcklaine -contestó orgulloso.
-¡¿Aus...tin?! ¿El líder del F4?
-En efecto, el miembro más cool del F4.
-Man! ¡Tienes que prestárnosla algún día!
Dejé su conversación y tomé otro camino. ¿Sólo dos camisas en todo USA? Dios, eso era demasiado. Seguía caminado sin rumbo metiéndome entre unos árboles, cuándo una melodía empezó a sonar. Aceleré el paso buscando el lugar de donde provenía aquella preciosa música y lo vi.
Un chico alto y muy guapo de pelo cobrizo y los ojos color miel. Llevaba puesto un elegante traje blanco y tocaba el violín. Me quedé embobada mirándole. Paró y me miró.
-Eh... ¡Hola! -Saludé; él movió la cabeza-. Emm... es mi primer día aquí y... ¿sabes donde queda la sala 256?
Señaló hacia el este con el arco sin decir nada.
-Oh, gracias. Yo me voy. Puedes seguir con lo tuyo.
Después de un rato de un lado para otro, conseguí llegar a la zona de las taquillas. Me dispuse a buscar la mía, pero fui interrumpida.
-¡Son ellos! ¡El F4! ¡Ya llegan! -Empezaron a gritar algunos.
Y como si de robots se tratasen, corrieron hacia la entrada haciendo una especie de pasillo, algo así cómo si una estrella del rock estuviese a punto de hacer su entrada.
-¡Muévete! -Me empujó una chica.
Accedí, no tenía más ganas de dar la nota. Me puse detrás en todo.
Entonces cuatro chicos entraron ante los suspiros de las chicas y las miradas de admiración de los chicos. Sí, ridículo. Caminaban de manera elegante y con unos excesivos aires de superioridad, y para colmo no llevaban el uniforme puesto. ¿Asi que aquellos eran el famoso y temido F4? A la cabeza iba el más alto de todos, tenía el cabello castaño oscuro y muy rizo, sus ojos eran muy profundos y también castaños.
Detrás iban los otros tres, a la izquierda uno con cabello color caoba, lacio y cara de chulo. Al lado uno de cabello también lacio pero negro, con una mirada realmente penetrante. Y el último... ¡no podía ser! ¿El chico del violín? El que hacia unos minutos me había parecido sacado de un cuento de hadas era una parte de aquellos odiosos F4.
El que iba a la cabeza paró en seco y los otros tres lo imitaron. Se acercó a un joven que empezó a titiritar del miedo.
-Austin... ¿va todo bien? -Dijo el chico.
-Te doy tres segundos -contestó el del pelo rizo-. 1... 2... 3...
Ninguno de los dos se movió. Austin agarró al chico por el cuello de su camisa y se quedó fijamente mirándola. Aquel chico, su cara, me era bastante familiar...
"-Ey, tíos, ¿habéis visto mi nueva camisa? Está importada de París, ¡me costó un pastón!- dijo el del medio-. ¿Sabéis lo mejor de todo? Sólo existen dos en todo USA.
-¿Y la otra dónde está?
-La otra la tiene Austin Jake Mcklaine -contestó orgulloso.
-¡¿Aus...tin?! ¿El líder del F4?
-En efecto, el miembro más cool del F4.
-Man! ¡Tienes que prestárnosla algún día!"
¡Bingo! Era el chico que tenía la camisa igual a la de Austin. Ambos llevaban la misma camisa en ese momento y a Austin parecía no hacerle ni un pelín de gracia.
-Leo, -volvió a hablar Austin- ¿te queda algo de zumo?
-Claro -contestó el pelirrojo-. Toma.
Leo le tendió una botella de cristal. Austin la tomó y le quitó la tapa. Todos miraban la escena expectantes. ¿Emocionante?
No, patético.
Austin no se lo pensó dos veces y derramó el zumo sobre el uniforme de aquel chico. Luego, le obligó a agarrar la botella.
-Si alguien pregunta, has sido tú -contestó secamente.
El chico se quedó paralizado. El F4 se alejó caminado. ¡Serán capullos! ¡Sinvergüenzas!
-Malditos bastardos... -murmuré apretando los puños-. Y toda esta gente, ¿está muda? ¿Por qué nadie hace nada?
-¿Qué has dicho? -Escuché una voz femenina detrás de mí.
No era una, sino tres chicas perfectamente maquilladas y peinadas.
-¿Qué les has llamado a nuestros principitos?

Recomendación de hoy, ¡los blogs de la increíble blogguera Ana! En serio, no os arrepentiréis de visitarlos.
El primero es "Delirios de una Margarita" (http://deliriosdeunamargarita.blogspot.com/): uno de los mejores blogs personales que os podáis encontrar en la web, personalmente me encanta leerlo, ya que muchas veces me siento identificada con lo que dice. Pasaros y seguirlo!
Y el segundo "Un Simple Riesgo" (http://a-simple-risk.blogspot.com/): la historia está super interesante y aún va por el capítulo 6, a tiempo perfecto para cogerla.
Muchas gracias por todo el apoyo que estais brindando al blog, ¡ se está genial en blogger con unos lectores como tod@s vosotr@s!

viernes, 2 de julio de 2010

Capítulo 1 (Parte 2)

Canción: Say It Right - Nelly Furtado

¡Valiente estudiante del extrarradio, ¿quién es?! ¿Bulling en el prestigioso Waldcorf Secondary School?
La presidenta del Grupo Mcklaine cerró con fuerza el periódico tras leer la noticia. Quizás, la noticia no había aún llegado tan lejos.
Se recostó en el caro sillón de piel de su despacho y encendió el gran televisor.
-Una estudiante del extrarradio salva a un alumno del bullyng en el Waldcorf Secondary School -decía la reportera.
A continuación empezaron a salir imágenes de distintos ciudadanos que opinaban sobre la increíble noticia.
-¿Qué clase de educación reciben esos pijos del Waldcorf Secondary School? –Se quejaba una adolescente-. Lo más increíble, es que esa chica no es de buena familia, ¡ella es todo una heroína!
-Dicen que se trata de una chica que pasaba a entregar ropa de una tintorería. Los niños pijos parece que no tienen nada más que hacer, ¡al cuerno con el Waldcorf Secondary School y el Grupo Mcklaine!
-Hay que ver lo lejos que pueden llegar los que lo tienen todo, ¡que hable ahora el Grupo Mcklaine!
-Sí, soy madre y esto es intolerable, desde este momento no volveré a pisar un supermercado del Grupo Mcklaine.
Demasiado tarde, la noticia había llegado a todos los rincones del mundo, llevándose por delante el prestigio del colegio y el Grupo Mcklaine. Cambió de canal, en otro aparecía una multitudinaria manifestación dónde la gente gritaba cosas como: “¡Grupo Mcklaine! ¡Da la cara!”, “Fuera la educación especial para ricos!”
Y una reportera de nuevo:
-Me encuentro aquí, en Central Park, donde se está llevando a acabo una manifestación en contra del método educativo del Waldcorf Secondary School. Escuchemos algunas opiniones. Hola, ¿por qué estás en contra?
-Simple, mi amigo estuvo en esa escuela y también fue acosado. Nosotros tenemos la excusa del estrés de los exámenes, ¿pero ellos? ¡Viven la vida sin complicaciones!
Apagó la televisión. Estaba harta de escuchar tantas opiniones negativas en contra del Grupo que ella presidía. En ese instante, su secretario Robert, entró por la puerta.
-Lo siento, Presidenta –dijo mientras hacía una leve reverencia-. El departamento de relaciones públicas tiene esto bajo control.
-¿A esto le llamas “bajo control”? –le cortó-. ¡¿Cómo puedes permitir que el nombre de Austin llegue a boca de los periodistas?!
-No tengo excusa…
-¿Sabes por qué los ciudadanos están así? Porque son unos ignorantes -levantó su vista hacia Robert-. Si hacen un escándalo de esto ya no habrá forma posible de pararlos, sabes que con la prensa no se puede razonar de forma lógica. Quién empezó este fuego debe hacerse cargo y apagarlo…
-¿Qué debo hacer por usted?
-Simple, quiero que vayas a casa de esa chica y le entregues una beca para estudiar en mi escuela, necesitamos limpiar esta sucia imagen y ella es nuestra mejor opción.

Samantha:
"La chica maravilla, gracias a sus grandes hazañas, pudo rescatar al alumno que estuvo a punto de sui..."
Apagué la televisión enfurecida.
-¡Eh! ¿Por qué la apagas? -Contestó mi familia al unísono-. ¡Estaba muy interesante! -Siguió Frankie, mi hermano menor.
-¡Pero si lleváis toda la mañana con esa estúpida noticia! -Protesté.
-Ya, pero es que nunca nos cansamos de escuchar el maravilloso mote de mi preciosa hija -contestó mi padre.
Puse los ojos en blanco. Sencillamente me parecía ridículo, pero a ellos parecía gustarle.
Y de repente llamaron a la puerta. Frankie fue a abrir la puerta, y retrocedió despacio.
-Frankie, cariño, ¿quién es? -Preguntó mi madre.
-Es... es...
De repente un hombre alto, de piel clara, vestido con traje y gafas de sol apareció por la puerta del salón acompañado de más hombres.
Frankie se escondió detrás de papá. Y éste, detrás de mamá.
-Hola. ¿Está aquí la señorita Samantha Gilbert? -Preguntó con voz grave.
Adelanté un paso algo temblorosa.
-S... sí, señor, soy yo.
Se acercó a mí hasta quedar a unos cincuenta centímetros con seriedad, y luego sonrió.
-¡Bien! Quería verte. Me alegro de poder reunirme con “la chica maravilla”.
-¡Yo no fui! Se lo juro, yo no empujé a ese chico. Fue un tal F4 o algo así… ¡pero yo no!
-Tranquila, no es por eso -sonrió. Yo suspiré aliviada-. Verás, la presidenta del grupo Mcklaine ha decidido otorgarte una beca para entrar en su instituto, Waldcorf Secondary School.
Todos nos quedamos congelados.
-¡¿En... en... en... el... Waldcorf... Secondary School?! ¡¿En un colegio tan prestigioso como Waldcorf Secondary School?! -Balbuceó mi madre, todavía paralizada.
-En efecto -respondió el enorme hombre-. ¿Aceptarás?
-¡¡¡Claro que lo aceptará!!! -Respondieron mis padres por mí.
El hombre sonrió.
-Muy bien, chica maravilla.
Hice una mueca por la mención del mote. Yo no quería entrar en ese lugar tan horrible.
El hombre y los guardias me dieron un sobre, y el uniforme, y luego dieron media vuelta.
-¡Espera! ¿Podemos saber tu nombre? -Pregunté.
Sonrió.
-Llámame Robert. Hasta pronto -y se fueron.
Lo sostuve unos momentos, pero luego lo tiré con furia al suelo.
-¡¿Pero qué haces?! -Preguntaron todos mientras lo volvían a recoger.
-Yo no voy -exclamé.
-¡¿Cómo que no vas?! -Preguntó papá-. ¡Pero si ya has dicho que sí!
-No, perdona. Vosotros le habéis dicho que sí, pero yo no voy.
-Sí que irás -dijeron los tres.
-¡No!
-¡Sí!
-¡No quiero!
-¡Da igual! Lo único que queremos, hija, es que conozcas a un chico rico, te cases, ¡y que nos saques de esta pobreza!
-Mamá, que tampoco estamos tan mal... -murmuré -. Además... ¡eras tú la que decías que solamente eran unas ratas millonarias! ¿Ya no te acuerdas cuándo echabas pestes en contra del Grupo Mcklaine y su escuela?
-Sí, bueno... pero eso era cuando estaba celosa de los chicos millonarios que asistían a esas clases.
-¡Además -exclamó mi hermano- será la primera vez que me sienta orgulloso de ser tu hermano!
Me quedé mirándolo.
-Digo... que... que ya me siento orgulloso de ti a menudo... pero... pero...
-¡Que no quiero ir!
Me di la vuelta para ir a mi habitación, pero mi madre tuvo que abrir la boca.
-¡Pero tú estabas buscando un instituto con piscina! ¡Y este colegio tiene una enorme!
Me paré en seco. Me volví poco a poco.
-¿Qué pretendes, mamá? ¿Crees que me voy a dejar sobornar por una estúpida piscina? No voy, ni hablar, ¡jamás!
-Sam… pero te encanta nadar y tu sueño es ser nadadora olímpica. Hermanita, si sigues nadando en la bañera tu sueño jamás se hará realidad, en cambio si vas a esa escuela… -prosiguió Frankie.
Apreté los dientes, cogí el maldito uniforme y el sobre y entré en mi habitación, cerrando de un portazo.
Vale, iría a ese colegio, aunque sea sólo por la piscina.

Muchas gracias a Ana, Marta, Helen, Elena, Soljade, Val y María. Gracias a vuestros comentarios en nuestra primera entrada del blog. Para mostraros lo agradecidas que estamos, este capitulo va dedicado a todas vosotras! Seguid comentando aqui, o en el ChatBox y nosotras subiremos antes las entradas.
Gracias!