Capítulo 3: El Terrible Primer Beso (Parte 3)

 Canción: You Belong With Me - Taylor Swift


Samantha:
Aquella fiesta era, ¡Wow! ¡In-Cre-I-Ble!. Me hice paso como pude entre toda la gente allí presente. Buscaba desesperadamente a alguien conocido, al primero que vi fue a Eric, estaba con tres mujeres algo mayores que él, pude escuchar su conversación:
- Eric, me prometiste que me llamarías y nunca lo hiciste.
- Ya... es que perdí tu número - se disculpaba.
- ¿Y el mío también?
- Sí, me cayó el móvil al agua y perdí... todo...
- Bueno, no pasa nada, ¿has venido solo, verdad?
- ¡Ey zorra! ¡Yo lo he visto antes! - y las tres empezaron una absurda guerra de insultos.
Eric parecía bastante incómodo. Me miró y sonrió, yo le saludé con la mano, se acercó a mí, me tomó de la cintura y dijo:
- ¡Amor has llegado! - pararon de pelear y nos observaron decepcionadas-. ¿Otra vez tan tarde?
- ¿Que haces? - susurré.
- Tu solo sígueme la corriente - me aferró hacia el y nos alejamos de aquellas tres locas.
Me llevó hacia donde estaban Leo y Austin. Le lancé una sonrisa a modo de saludo a Leo, que me devolvió amablemente. Miré a Austin y puse los ojos en blanco.
-¿Qué haces aquí? – preguntó con fastidio.
-Mackensie me invitó.
-¿Saqueaste el centro comercial? – miró mi vestido-. Mejor prefiero no saber dónde robaste ése vestido.
-Siempre llegas tarde, pero cuando te arreglas, ¡estás preciosa! - exclamó Eric, no pude evitarme el ponerme roja.
- Estoy de acuerdo - sonrió Leo-. Eres la más bonita de la fiesta.
- Pues yo no, no me jodáis - dijo Austin con sus aires de superioridad -. Aunque le pintes rayas verdes a una calabaza para que sea una sandía, seguirá siendo la misma calabaza de antes.
- Austin, déjalo - Eric posó su mano en el hombro de Austin -. Los refranes no son lo tuyo.
- ¿Que no? Me sé uno perfecto para ahora - se aclaró la garganta - Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Resoplé, sería pesado. Eric y Leo lo miraron asombrados.
- ¡Has dicho un refrán bien!- exclamó Leo, Eric y yo reímos.
De repente, las luces de la habitación se apagaron, dejando solamente el resplandor de una tarta enorme que venía seguido de Jack y Mackensie. Jack subió con ella a un pequeño escenario y cogió de una mesita su violín. Mackensie se puso en el borde, donde la tarta fue empujada en una mesa con ruedas hasta ella por unos sirvientes. Les dio las gracias y sonrió.
Todos empezaron a cantar el mítico "Cumpleaños Feliz", mientras Jack tocaba la melodía con el violín.

Al terminar, sopló y apagó las 20 velas. Todos aplaudimos, volvió a sonreír, apartaron la tarta y cogió un micrófono. Me fijé como Jack se escabullía por detrás. Al parecer no quería escuchar lo que Mackensie quería decir, aunque no me imaginaba el porqué.
- Amigos, muchas gracias por asistir a mi cumpleaños. Pero, he celebrado esta fiesta por algo más.
Los murmullos llenaron la habitación, ¿de qué hablaba?
- Vereis, regreso a Francia y... no volveré - todos se miraron alterados - No puedo vivir una vida sino la vivo como quiero. Quiero agradecer a los fans todo su cariño, pero no regresaré jamás.
Una lágrima resbaló por su mejilla, y se fue. Todos nos quedamos congelados.
- Bien por Mackensie, pero ¿que pasa con Jack? - dijo Leo.
- Mackensie es toda una caja de sorpresas - continuó Austin.
- Quizás por eso lleva todos estos días tan molesto y triste. Me parece que ya lo sabía - exclamó Eric.
Vaya, al parecer no era la única que me había fijado. Debía de estar muy dolido.

Jack:
Estaba sentado en la cama de la suite de Mackensie, jugando con una marioneta. Sentí como la puerta se abría, pero no me volví. Sabía perfectamente quien era. Mackensie se me acercó, se acluclilló en frente mía y sonrió.
- Vaya, aún la conservas - dijo refiriéndose a la marioneta.
No dije nada.
- Te la regalé el primer verano que estuvimos separados.
Me levanté bruscamente y tiré la marioneta a la basura. Ella también se levanto.
- Jack, por favor...
- ¡Así me siento yo! - levanté el tono de mi voz - Como una marioneta con la que juegas y luego tiras despreocupadamente a la basura.
- Yo no te tiro a la basura, sólo quiero que seas feliz.
-¡No mientas!
-Jack, si mintiera no me importaría que miraras a otras chicas. Jamás pensé en decirte esto, es gracioso pero... Cada vez que estas con esa chica, Sam, sonríes y yo de cierta manera siento celos. Sé que con ella serás muy feliz, Jack.
-No estoy de humor para aguantar tus tonterías. Ni cerca ni lejos. Un día me haces caso y al siguiente me ignoras. Sólo soy un juguete para ti.
-No es cierto Jack, si te perdiera no podría dormir tranquila.
- ¿De qué hablas? – la agarré por los hombros-. Durante 15 años sólo he tenido ojos para ti, ¿no te basta? Yo también soy un hombre Mackensie, y quiero abrazarte como tal.
Ella sonrió. Y me abrazó con fuerza. Me separé de su abrazo, tomé su cara entre mis manos y nos besamos.

Samantha:
Había salido del gran salón, recorrí todos los pasillos con un vestido bastante incómodo y unos taconazos que nunca creí que me pondría. Encontré una habitación con la puerta medio abierta, la curiosidad se apoderó de mí, pero lo que vi dentro me destrozó completamente. Jack y Mackensie se estaban besando. Los nervios me hacían temblar, ¿cómo había creído que Jack querría estar conmigo?
Cerré la puerta con cuidado, me apoyé en una de las paredes y me empecé a dar leves cabezazos.
Entonces, escuché su voz.
- Oye, plebeya, si te das más golpes te quedarás más tonta de lo que ya eres, aunque creía que eso no era posible.
- ¿Cómo? - grité, dejando de darme golpes y mirándole.
- Ahora ya sabes lo que se siente cuando te rompen el corazón - dijo Austin.